INTRODUCCION
Hablamos de la segunda
entrega de la primera de las series de los Episodios Nacionales de Benito Pérez
Galdós. El joven Gabriel sigue deleitándonos con sus aventuras, en esta
ocasión, con las intrigas palaciegas que rodean el episodio llamado El
proceso del Escorial. Se trata de la traición ideada por el heredero al
trono, el príncipe de Asturias, Fernando, quien reinaría en España con el
nombre de Fernando VI, “el deseado”, quien junto con un puñado de
partidarios trama contra su padre, Carlos IV. En la obra se abordan, visto por
los ojos de nuestro querido Gabriel, todo el proceso del referido hecho
histórico que da pie a la revuelta de Aranjuez y al posterior 2 de Mayo de 1808.
ARGUMENTO
Nuestro inexperto
protagonista, vuelve a la capital después de su participación en Trafalgar.
Gabriel se encuentra sirviendo como criado en casa de Pepita, una actriz que
organiza en su casa cenas con personas de la Corte, y donde se comentan los
últimos secretos de estado, sobre todo, el papel de Godoy y los pactos con
Napoleón. Nuestro protagonista se enamora de la joven Inés, quien trabaja en su
casa ayudando a su madre, una costurera que realiza trabajos por encargo y que
tiene como clienta a Pepita, el ama de Gabriel. Inés, con su sencillez, pronto acapara
la atención de Gabriel, quien se enamora perdidamente de la joven, descubriendo
por su posición en la corte, un gran secreto que desconoce su amada.
Al encontrarse sirviendo
como criado para su ama Pepita, la actriz que se rodea de cómicos y miembros de
la corte, pronto se le abren las puertas palaciegas de la mano de la condesa
Amaranta, pues parece que la noble señora, amiga personal de la reina y miembro
destacado de la corte, se fija en la persona del joven Gabriel y lo toma a su
servicio. Gabriel, aleccionado por su nueva ama, recorre los pasillos
palaciegos y se sumerge en un ambiente de espionaje e intrigas donde las
conspiraciones y la corrupción son plato del día.
IMPRESIONES
Más lenta que Trafalgar,
adquiere una velocidad de vértigo solo en su parte final. Escrupuloso con los
hechos históricos narrados, los personajes de ficción ofrecen un valor añadido
que permite al autor sumergirnos en una trama imaginaria que nos ilustra sobre
las intrigas palaciegas desde una perspectiva imaginativa y bien urdida.
Galdós, libre del corsé
que es narrar la propia historia con rigor, que lo hace con especial maestría,
nos deleita con su buen hacer en el retrato de la vida cotidiana de nuestra
España del siglo XIX.
El afamado autor,
provisto con las armas literarias que le son inherentes, y gracias a la puesta
en escena de Gabriel y los personajes que le rodean, nos allana el camino,
entre intrigas, espionajes y tramas palaciegas, en un hecho histórico que nos
ilustra sobre aquellos acontecimientos que marcaron el devenir de nuestro país.
Un hecho destacable, a mi
parecer, es la constatación de nuestro joven protagonista de que está siendo
utilizado por la condesa en su ansia por conocer todas las intrigas que se
suceden a su alrededor, a lo cual el joven no está dispuesto, pues su juicio,
su honra y su consciencia van en contra de tales actos. Pero Gabriel aprende
pronto, y aprende bien, por lo que haciendo alarde de una valentía y osadía sin
igual, es capaz de enfrentarse a la propia condesa y abandonar su servicio.
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