lunes, 12 de marzo de 2012

Relato corto, Perra vida.

Lo siento colega, pero ya son tres meses que me traes lo mismo para comer. Si por lo menos los huesos tuvieran algo de chicha, pero es que por no tener no tienen ni tuétano. Me tienes hasta el hocico. Por si no lo sabes, también me gustan las zanahorias, así que por unos céntimos podías haber echado al puchero un puñadito de algo, para darle consistencia, digo yo. Me acostumbrarte al solomillo y ahora, de golpe y porrazo, zás, huesos para rosigar. No me mires así con esa cara de pena y espabila, pasmao, que eres un pasmao. Deja de lamentarte y haz algo. Si verdaderamente te importo, tienes que cambiar de actitud porque nuestra relación se está haciendo insoportable.
Mira Cristóbal, eres un buen hombre y te tengo cariño, pero yo no tengo la culpa de que te hayan despedido y que el subsidio te lo hayas merendado en un plis plas. Tienes que salir a buscar un empleo. No podemos seguir así, de verdad. Yo pensaba que estaríamos toda la vida juntos, que envejeceríamos. Tú cuidarías de mí y yo de ti, pero si no lo solucionas voy a tener que abandonarte, y no es una decisión fácil, te lo aseguro.
Estás todo el día deprimido, lloriqueando, tumbado en el sofá sin afeitarte siquiera, das pena, macho. Hace semanas que no me sacas ni siquiera al parque a que juguemos con los críos. No sabes lo importante que es para mí jugar a la pelota con los niños, es mi mida. Ver a los pequeños columpiarse y sentir sus manitas que rodean mi cuello cuando me agarran e intentan quitarme la pelotita.  ¿Y ahora qué pasa? ¿Qué te están contando por ese aparatito infernal? Pero si creí que nos lo habían cortado. No me mires así. !Serán chivatos! Pues sí, que lo sepas, Lo del otro día fui yo. Cuando me dejaste en la escalera, me cogió un pronto y me cagué en la puerta del director del INEM, además, con la descomposición que arrastro seguro que el tío estuvo tres días echando papilla. Es un jodido pedante que siempre intenta darme patadas. La vecina de arriba, pues tiene razón, cuando se descuidó me tiré a su perrita, tan dócil y sumisa. Y no me importa que sea la presidente de asuntos sociales, total, para lo que hace por nosotros. Sí, también fui yo quien se meo en las macetas de la entrada del edificio, que se joda la alcaldesa por plantarlas y que se dedique a cultivar hierba. Esa imbécil fue la que con sus recortes te dejó sin la ayuda. Y el director del BBVA, pues que tenga cuidado. Le enganché por la pantorrilla, por gilipollas y da la vida que me separaron aquellos desgraciados, si no le hubiera arrancado el remo por pretender embargarte. Y ahora que he sido sincero, dime. ¿Me vas a sacar a pasear al parque a jugar con mi pelotita, o tengo que escaparme y dejar preñada a la puta Séter Irlandesa del quinto? Por mí, como si fuera la mascota del director de la perrera municipal. Anda, no jodas, ¿lo es? Perra vida.
.  
Amando Lacueva

1 comentario:

  1. En verdad tiene una perrra vida
    Interesante y muy realista

    ResponderEliminar