jueves, 14 de febrero de 2013

Cuentos, de Jorge Bucay

Puede parecer un simple libro de cuentos cortos, y en cierta medida lo es. Pueden parecer cuentos infantiles con los que dormir a los hijos, y en cierta medida también lo es. En definitiva, puede parecer un libro prescindible el cual leer cuando no aparece una mejor opción, y esto sí que NO lo es.
Un libro de cuentos cortos, sí; de cuantos al parecer infantiles, sí; un libro prescindible, rotundamente no.

El maestro Bucay arremete contra nosotros con una colección de cuentos introducidos con la magia que le caracteriza, una magia que te introduce dentro de una simple terapia entre terapeuta y paciente y capítulo por capítulo va dejándote moralejas en tu mente, moralejas que se desprenden de su cuento cada vez que llegas al final de cada capítulo, moralejas que entran en ti, que tienen un objetivo, el mismo objetivo que tuvieron cuando vieron los ojos de Bucay clavados en los cuentos que ellas dominan, moralejas que enseñan a vivir, y que obligaron al “gordo” a presentar este libro como “los cuentos que me enseñaron a vivir”.

Uno de esos tipos de libro que conciencian al lector, que le presentan un mundo mejor, más sencillo, alejado de los problemas insignificantes que las personas crean en su vida, alejado de la manta de pesimismo que cubre este mundo. Él nos aleja de todo esto, nos va soltando enseñanza tras enseñanza haciéndonos ver que también está el camino fácil, que no siempre hay que escoger la puerta de los leones, también existe una puerta en la que todo es más sencillo, la que no queremos ver, la que queremos evitar siempre aunque digamos lo contrario, pero que está siempre ahí, esperando ser abierta, esperando que entremos en ella y de esa manera mostrarnos que hay la posibilidad de un mundo donde se valora lo que se tiene en vez de lo que se desea, donde la primera prenda que nos ponemos al despertar es la sonrisa, donde el optimismo es inculcado desde el nacimiento, donde no se busca ser mejor que el de al lado, querer tener las cosas del de al lado, ser el de al lado. En este mundo somos lo que somos, con más o menos, más guapos o más feos, más ricos o más pobres, pero felices, porque simplemente somos conscientes.

Y para llegar a ser conscientes se necesitan libros como este, que enseñen la otra cara de la vida, a la que todo el mundo aparta la vista, la que todo el mundo desea a voz en grito tener pero la evita continuamente, esa vida que es bonita, esa vida en la que nos valoramos a nosotros mismos, en la que valoramos quienes tenemos alrededor, en la que nos provocamos vergüenza ajena por las quejas que teníamos antes de entrar por esa puerta, en la que el principal alimento es la felicidad y la principal causa de muerte el egoísmo.

Hagamos más libros así, ayudemos a libros como este, leámoslos más, abramos más puertas, entremos en ellas, disfrutemos del mundo, disfrutemos de nuestra vida, y una manera fácil para ello es leer a autores como Jorge Bucay.

Víctor G. (@chitor5)

1 comentario:

  1. Leí Dejame que te cuente y no digo que estén mal los cuentos, pero son de esos relatos que enseguida se te olvidan.

    ResponderEliminar