Salambó
Autor: Gustave Flaubert
Reseña escrita por Fernando Pineda
Novela situada en Cartago, Salambó narra, en un escenario que recrea con asombroso detalle los esplendores y miserias de la Antigüedad, las peripecias de su heroína, hija del caudillo Amílcar, así como su historia de amor. El fasto y la crueldad de este mundo remoto, el fragor de las luchas, la angustia de los asedios, las tornas que se vuelven, el vigor de sus personajes, hacen sin duda de esta novela una de las diez mejores nunca escritas dentro del género histórico.Gustave Flaumert, para su Salambó, tardó cinco años, en los que estuvo recopilando datos, leyendo a los clásicos e incluso visitó la mismísima Cartago, ya en ruinas, para poder hacer de su novela, un retrato lo más real posible, ya que cada de una de las descripciones de esos paisajes ya extintos y los olores salió de la imaginación y del trabajo de campo de este hombre.
Por eso no es de extrañar que sea una de las diez mejores novelas históricas de todos los tiempos y es que necesitaba poder ambientarse, empaparse de esa atmósfera cruel para redactar una de las batallas más crueles que han existido, después de la Primera guerra Púnica, Cartago es incapaz de pagar a sus mercenarios, así que estos se rebelan, capitaneados por Matho.A pesar de estar ambientada en una truculenta guerra, la historia gira también en torno a una tormentosa obsesión por parte de Matho, un mercenario, que roba el velo sagrado, el zaimph, para así poder tener a la hija del Amílcar, la sacerdotisa Salambó.Esta a causa de la presión de su pueblo y del odio que estos le reflejan cada día en sus acciones y por el temor que le inyectan, se adentrará en el campamento enemigo para poder recuperar el velo de la diosa, para así el terror que se apoderó de Cartago, la destrucción de las ciudades y toda la crueldad por fin, desaparezca. Pero lo que se supone que es el fin, es el principio de una cruenta historia, llena de odio, sangre y muerte La obra resulto todo un éxito de público cuando se publicó, aunque la crítica no la acompañó de la mejor manera , pues algunos le reprochaban ciertamente su falta de rigor (que luego no se probó ) o el hecho de satisfacerse con el aspecto más cruel del ser humano ( Flaubert no tenia como propósito la reconstrucción histórica, pero sí aplicar a esta el estilo de la novela psicológica moderna).Salambó podría describirse, sin temo r a equivocarnos como novela histórica, pues reconstruye un hecho real, la llamada Guerra de los Mercenarios, acaecida en el siglo III a.C, y que implicó a la ciudad de Cartago. La ambientación parece buena aunque se desconoce la época y sus características. Flaubert trabajó esmeradamente en la búsqueda de documentación para esta obra sobre una época de la que resultaba difícil hallar fuentes de investigación.
Las descripciones son sumamente pormenorizadas, tanto en lo que concierne a vestuario, calles, ciudades, batallas, ropa militar, como a rituales y tradiciones. Ciertamente, se trata de una obra muy gráfica y visual, tanto que mientras el lector avanza en la lectura se le representa una superproducción hollywoodense de las más caras. Los diálogos, si bien no son muy abundantes, definen con justeza a los personajes, a los que se intuye como genuinos habitantes de ese pasado, y no como sucede en muchas novelas históricas modernas donde se les "renueva" en su forma de pensar y actuar.La obra está colmada de violencia, de crímenes, sangre, de largas y pormenorizadas batallas, llenas de espectacularidad, de torturas, crucifixiones, sacrificios humanos, etc..., en definitiva pinta con precisión el espíritu de la época y de los guerreros. Cuando el lector cree que Flaubert había llegado a lo más brutal, le deja para el final otra seguidilla de crucifixiones y un macabro episodio de canibalismo .Anteponiéndose a esta parte tan violenta, tenemos a Salambó, el único personaje femenino, hija de Amílcar, donde el autor encarna valores más contemplativos y espirituales, casi arrebatados o extáticos. Salambó ambiciona unirse con la diosa, elevarse, tiene grandes expectativas, acaricia un conocimiento prohibido, en la reclusión de su palacio.
Justamente son las partes de descripción espiritual (incluidas algunas apariciones iniciales de Amílcar) donde Flaubert echa el resto y nos deleita con su asombrosa escritura, tan poética, sin ser pretenciosa, tan elaborada y creativa. Aunque la obra es colosal y épica, necesita del lector cierta paciencia, especialmente en el comienzo de la obra, con las larguísimas descripciones, que la hacen parecerse a una crónica antigua.La obra tiene un argumento algo circunscrito para la cantidad de páginas que ocupa, y algunos personajes están desaprovechados. En resumen, Salambò de Flaubert es una obra irregular, dura, interesante, llena de violencia y crueldad, todo un fresco histórico de una época poco célebre y de un mundo que nos queda tan remoto que a veces recuerda a los referidos en novelas de fantasía épica. Son dignas de destacar las sugestivas batallas con elefantes y máquinas de guerra (asnos, escorpiones, artilugios, helépolis y demás), y la fantástica ambientación.
Gracias por las reflexiones sobre la trama... son acertadas y claras
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