ESPEJOS Y OTRAS ORILLLAS
(Editorial Chiado, 2011)
de Pedro Pujante.
El retorno del Realismo Mágico
Remitida por el propio autor.
Pedro Pujante ha logrado recuperar en estos relatos las inquietantes atmósferas e hilos argumentales de la literatura clásica del Boom hispanoamericano y ha sabido captar con maestría su esencia.
Quien lea ESPEJOS Y OTRAS ORILLAS comprenderá que la realidad y lo mágico están sutilmente alineados en un mismo plano. Las palabras son las únicas armas, poderosas armas, que utiliza Pujante para descolocarnos, para hacernos sentir el extrañamiento, la presencia de lo ilógico y de lo insólito. Para derrumbar, frase a frase, la frontera entre lo real y lo onírico, entre lo mágico y lo cotidiano. E inundar y proyectar por ósmosis desconcertante la trama del relato hasta las fronteras de lo inconcebible. Pero no sólo estamos ante una afortunada deuda cortazariana. Pujante dibuja con voz propia el escenario donde suceden sus propias fantasías y ficciones.
El ESPEJO es aquí una metáfora sobre la identidad escindida. Una evidente referencia a la dualidad de la personalidad, al otro yo, es decir, el doppelganger. Pero también hay una implícita alusión al concepto de tiempo. Distintos y distantes momentos temporales se suceden simultáneamente, se mezclan y cruzan rompiendo todas las reglas de la lógica.
Los argumentos son variados. El juego metafísico como parodia de la existencia, la fantasía inquietante que se instala en una habitación de hotel de carretera sin previo aviso o la incertidumbre de haber detenido el tiempo en un tedioso jueves son sólo algunas de las situaciones que pueden tener lugar en estos breves relatos.
Tiempos que se cruzan o seres perturbados que nos ofrecen sólo una sesgada visión de las cosas y nos proponen una nueva y original forma de entender la realidad. Personajes enajenados cuyo punto de vista enturbia la realidad haciéndonos partícipes de su mirada periférica desde las sombras.
A través de estos cuentos, donde lo fantástico ocupa un lugar primordial, el lector no puede dejar de cuestionarse su propia existencia, su propia “realidad”.
Mundos paralelos, el tiempo como sustancia frágil y flexible, o distintas formas de la locura se presentan para formar parte de la propia cotidianidad. Mundos atemporales, sin asideros físicos o cronológicos que resaltan la vulnerabilidad de nuestra existencia. Un entramado, un artefacto literario y ficcional que nos arrastra a otras orillas.
El autor, de forma sutil pero sin tapujos nos despliega paisajes de luces y sombras, claroscuros donde un personaje puede ser varios a la vez. Y así, surge la pregunta, quién es, quiénes somos. Porque la literatura no puede dar muchas respuestas, pero sí regalarnos preguntas. Nos induce a cuestionarnos cosas…
En estos cuentos el lector es un protagonista más que deberá elegir, en muchos casos, cuál es el sentido último de la historia. Deberá llevar a cabo su propia interpretación y sólo entonces comprenderá que nada es lo que parece.
La literatura de Pedro Pujante se aleja de los cánones establecidos, hace una propuesta atrevida y original donde todo es posible.
Historias poliédricas cargadas de poesía, de profundidad y aderezadas con tramas intrigantes donde los géneros y las etiquetas se desvanecen. Literatura que refleja el anhelo de aspirar al otro lado de las cosas, al otro lado del espejo, a otras orillas.
Fantasía y realidad se confunden. Argumentos imposibles que exploran todas las posibilidades narrativas. El antiguo Egipto y la vida urbana contemporánea se entremezclan en un mismo espacio-tiempo. Unos personajes sin identidad detienen el tiempo en un jueves tedioso y sin sentido. O dos amantes recorren las calles de una ciudad que ambos han inventado en sueños.
En Creación, uno de los cuentos, un hombre vulgar que podría ser Dios intenta dar sentido a su existencia a través de una obra infinita que toma vida ante sus propios ojos. Problemas de estar muerto, es un relato cargado de ironía donde el personaje sufre las angustias, el desdén de los amigos, el fracaso y la soledad en la vida después de la muerte. Otro ejemplo de relato fantástico sería el Cuento de Borges, donde el autor de un cuento sobre el escritor argentino conversa con éste utilizando los sueños y la literatura como vasos comunicadores.
En algunos relatos la línea divisoria entre lo fantástico y lo cotidiano no está claramente delimitada dando como resultado una lectura repleta de matices y ambigüedades.
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