martes, 28 de febrero de 2012

El príncipe de las moscas, de Ramón Cerdá

Autor: Ramón Cerdá
Editorial: Editorial Club Universitario
ISBN: 978-84-9948-453-2
EAN: 9788499484532
Precio:  22 € I.V.A. incluido
Año: 2011
Género:  Negra, suspense, misterio

Reseña de Amando Lacueva.

Ramón Cerdá, el autor de La Habitación de las Mariposas con la que inicia la trilogía de Consuelo el Espiritista, y obras como El Encantador de Abejas, —perteneciente a la trilogía—, nos presenta su última obra: El Príncipe de las Moscas.Destacar de este autor que tiene en su haber dos obras que se convirtieron en sendos Best Seller: Confieso y Recuerdos, algo envidiable.

Reconozco ser seguidor y admirador de Ramón Cerdá, por ser capaz de engancharme en cada una de sus obras y sorprenderme por su capacidad y dominio con la pluma.
Me hice fan de él cuando cayó en mis manos La habitación de las Mariposas, la primera obra que leí de su autoria, desde entonces ésta es la tercera novela que he leído y la tercera que tengo el gusto de reseñar para que no os lo penséis dos veces a la hora de decidiros sobre si os hacéis o no con uno de sus ejemplares.

 Debo deciros que la novela está dividida en dos partes: La primera desarrolla la trama en pleno siglo XIV y su ambientación nos trae, por lo menos a mí, recuerdos de la famosa novela de Umberto Eco, El Nombre de la Rosa, quizás mucha culpa de ello pueda tener el escenario escogidoHa logrado hilvanar una historia atractiva y totalmente creíble gracias a una intensa labor de investigación, pero corta a mi juicio, pues a pesar de que todos opinaréis que es de una justa extensión, seguro que a los amantes del género histórico les hubiera gustado seguir leyendo más sobre las tentaciones,pecados e infortunios de fray Simón, por poner como ejemplo una de las variadas tramas secundarias. En un principio a uno le cuesta imaginar cómo va a ser posible que algo ocurrido hace siete siglos tenga nada que ver con la segunda parte de la obra, pues ésta se materializa en la época actual, pero os sorprenderá cómo es capaz de unir y vincular historias desarrolladas en periodos tan distintos.

En la segunda parte iremos de la mano de Pedro, su personaje en mi opinión más logrado en toda la novela, sin menospreciar a ninguno del resto, pues construye unos personajes totalmente creíbles y los dispone en cualquiera de los dos escenarios de una forma poco habitual pero imaginativa, y que logra que el lector sienta esa empatía por ellos, algo que todo autor desea lograr para los suyos. 

Los personajes los muestra en diferentes capítulos, lo que le permite al lector contemplar desde distintas ópticas una misma escena, por eso consigue que todos ellos estén presentes a lo largo de la novela. Ofrece así, con esos subjetivos enfoques, ese atractivo, ese plus para el lector, sin duda.

Sobre la trama, poco os voy a decir porque lo mejor que nadie puede hacer es leerla y sumergirse en un mundo apasionante sobre los exorcismos y la demonología, de echo, para los entendidos en el tema, el título es más que revelador, El príncipe o señor de las moscas, no es otro que el Diablo. Y su final, bueno, su final es sencillamente sorprendente.

Nos encontramos ante una novela coral, narrada en tercera persona, pese a que en su segunda parte nos presenta a uno de los personajes, Justo, y cambia de narrador omnisciente al de testigo protagonista, para pasar posteriormente y sin dilación al omnisciente, que ya no nos abandona hasta la conclusión de la misma. Me quedo con dos de sus personajes, fray Simón y Pedro. Al fraile lo encontraremos en la primera mitad de su trabajo, mientras que Pedro, protagoniza la segunda parte de la misma.

SINOPSIS:
¿Puede el Diablo seguir buscando venganza después de dos mil años?
El inquisidor Bernardo Guidoni encabeza la Delegación Papal, que llega al convento dominico de Xátiva en el peor de los momentos, donde precisamente unos días antes, rompiendo con la monotonía y tranquilidad de años, han ocurrido distintos sucesos: una posible posesión diabólica, un robo, dos muertes, y la violación continuada del voto de castidad.
Detrás de todo ello puede estar el propio Diablo, que siete siglos después y ya en nuestros días, seguirá con sus planes de venganza.
Pedro, exorcista en pleno siglo XXI, lleva desde niño, colgada del cuello, una cruz invertida, símbolo de la humildad de San Pedro, pero a sus cuarenta años, empieza a preguntarse el verdadero origen del colgante y si no será otro su verdadero significado.


1 comentario:

  1. Una reseña estupenda, de las que incitan a pedir el libro para sumergirse en sus páginas. Muy buena, Amando.

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