Autor: Antonio Gargallo Gil
Editorial: SEPHA
Año de la Edición: 2010
Género: Narrativa
ISBN: 9788496764873
Reseña de Mari Carmen Moreno, escritora
Lo cierto es que todo aquel que se aproxima a la obra, se siente arropado por una voz cálida y humana, capaz de ahondar en los problemas más inmediatos que nos asolan, aquellos que nos avergüenzan, pero que nadie se atreve a denunciar, aquellos que nos obligan a desnudar nuestra conciencia. El autor no permite que quedemos al margen y no lo permite porque sus personajes son radiografías tan reales que sentimos sus yagas, sus frustraciones, sus sueños rotos, sus equivocaciones, se hunden en nuestra piel y nos obligan a mirar en nuestro interior, a buscar los costados dolidos de nuestras propias heridas.
La obra se abre con una proposición insólita: tres almas se encuentran en el purgatorio y, puesto que no aceptan sus muertes, se atreven a pedirle al ángel omnipresente el libro de reclamaciones. No aceptan sus muertes, el hecho de que su vida haya sido truncada sin previo aviso, sin haberles dejado el espacio necesario para terminar sus proyectos vitales. Ninguna de esas almas se sonrosa ante la semilla de ignominia que ha sembrado en su corto recorrido. Ni Nerea (una estudiante universitaria radical que fabrica explosivos para ETA), ni Mario (el político corrupto, capaz de aplastar a sus semejantes por ? un puñado de monedas?), ni siquiera Vicente (el adolescente que cae en picado en las drogas, después de agujerear el paracaídas familiar) son capaces de quitarse la venda de los ojos, están tan ciegos que son incapaces de reconocer sus errores. El ángel decide abrir sus corazones y para ello utiliza un sabio bisturí, obliga a cada de ellos a asistir al espectáculo de sus vidas en otros cuerpos o mundos paralelos capaces de mostrarles los renglones torcidos de su vida.
Gargallo sabe cómo mover los hilos para que cada uno de los personajes se reencuentre con su yo más profundo, para que desanden los equívocos y se reencuentren con la verdad. El lector traspasa los umbrales de sus vidas y se mira en cada uno de esos espejos. Sus vidas rotas le obligan a acampar a la intemperie, para mirarse a sí mismo. Autor y lector lo saben. La vida merece la pena vivirla, únicamente debemos alzar el vuelo cada día con la conciencia limpia, con el deseo de entregar el alma a nuestros semejantes; sólo
viéndonos reflejados en su perfil, seremos capaces de reencontrarnos con nosotros mismos.
Gargallo nos invita a penetrar hasta la médula en el corazón de sus personajes y estos interfieren en cada uno de nosotros, porque no son espejos fríos de la realidad. No es necesario vestir esta literatura con falsos dogmatismos, sólo hay que atreverse a traspasar el umbral, sólo hay que caminar por esa "tierra fértil" y dejarse cautivar por la belleza que despiertan sus emociones.
Mari Carmen Moreno
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