lunes, 22 de noviembre de 2010

Panzerfaust, de Ignacio García Zurita.

Panzerfaust.
Ignacio García Zurita.
Gráficamente ediciones.
Córdoba, Argentina.
292 páginas.
ISBN 978-987-1601-11-0

Reseña de Jorge Ferraro, escritor

Tuve la suerte de que Panzerfuaust llegara a mis manos. Y luego el inmenso honor de presentarlo al público cordobés.

 Es por ello que quería hacerles algunos comentarios acerca de la obra.

 Tras la caída del poderoso VI Ejército Alemán, en Stalingrado, las fuerzas de Hitler venían replegándose sobre Berlín, lugar en que, al momento del inicio del relato de Ignacio, se combatía por la defensa del distrito gubernamental. Esto es abril de 1945. Hitler sólo controla unos pocos pasos alrededor de su búnker y allí, seis metros bajo tierra, sopesa seriamente la posibilidad de levantarse la tapa de los sesos.
 En ese escenario un grupo de soldados pertenecientes a las Waffen SS combaten casa por casa en defensa de sus vidas.

    “No se hagan matar, los héroes ya están muertos.” les dice a sus subordinados el jefe de la patrulla, conformada por un rejunte de tropas de distintas nacionalidades.
Sin embargo, tal vez por costumbre, por el propio instinto de supervivencia, por el último chispazo de la causa o simplemente por autoestima esos soldados, el último pelotón de Reich, le dan durísima pelea a los enardecidos rusos que pugnan por echarle el guante al mentor del holocausto.
 Así, página por página, las increíbles situaciones que deben afrontar los combatientes se ven reflejadas con un realismo que, en oportunidades, nos llega a erizar la piel.

    “Sólo cosas tan ridículas como la guerra podían lograr que un joven universitario de clase media se encontrase en plena charla con un maquinista de clase obrera en medio de una terraza de un suburbio sitiado.” Escribe en otro momento Ignacio. Espléndida forma de significar, me atrevo a decir, la manera en que la proximidad de la muerte, empareja la condición humana. Virtud que envidio de algunos escritores. Escritores como García Zurita, que logran meterse en la escena y hacérnosla vivir. Cuestión que confirmé al leer lo que sigue:

    “Contemplar una flor o un ave en aquel escenario gris de edificios destruidos y calles devastadas podía ser todo un espectáculo.”

    ¡A cuántos de aquellos hombres se le debe haber cruzado todo esto por la cabeza! No dudo que a muchos.
 Más adelante remata con: “Kringe había visto muchos y buenos combatientes quebrarse a lo largo de la guerra. Impotentes ante situaciones que los sobrepasaban, en un instante perdían para siempre la voluntad que hasta ese momento los había movilizado.”

    Y esto es Panzerfaust, las vivencias de estos hombres en aquellos días aciagos. David contra Goliat, sin importar ya quienes eran los malos o los buenos. Tal como el título “Panzerfaust”, la pequeña arma capaz de ser operada por un niño y con capacidad para poner fuera de combate a un tanque de 30 toneladas. Es el intenso relato de este pelotón puesto a prueba en una lucha desigual, asimétrica, por el desdibujado objetivo que esconde una guerra.






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