jueves, 28 de octubre de 2010

La elegida de la Muerte - Öiyya, de Virgínia Pérez de la Puente

La elegida de la muerte Öiyya

Título: La elegida de la Muerte - Öiyya

Autor: Virginia Pérez de la Puente
Editorial: S.A. Ediciones B
Colección: Varios
Idioma: Castellano
ISBN: 9788466644013
Número de páginas: 560
Edición: Rústica
Formato: 15.0 x 23.0 cms
Fecha de publicación: 16 de junio de 2010


Reseña de Sofía Lopez.


Pese a que he sido una amante de la fantasía desde que era casi una niña, hace tiempo empecé a pensar que el género ya me lo había dado todo. Fue cuando leí un libro, no recuerdo su título (afortunadamente), y me descubrí conociendo todos los acontecimientos mucho antes de que ocurriesen: cuál iba a ser el planteamiento, qué derroteros iba a seguir nuestro héroe, qué amigos se iba a encontrar por el camino, qué dificultades le iba a poner el malo, cómo iba a desarrollarse la historia e incluso qué final iba a tener. Cuáles eran los pesares que atormentarían al protagonista, qué razas y qué características tendrían, hasta una aproximación a los nombres de los personajes y de los lugares por los que pasarían. Me pareció que todo estaba inventado, que todo estaba escrito, que todo estaba trillado, que la fantasía había llegado a su fin.

También afortunadamente, poco después cayeron en mis manos varias joyas del género que me hicieron cambiar radicalmente de opinión (Canción de Hielo y Fuego de George Martin, Príncipe de Nada de R. Scott Bakker, Tigana de Guy Gavriel Kay, Elantris de Brandon Sanderson, Geralt de Rivia de Andrzek Sapkowski…). Me di cuenta de que se podían hacer cosas nuevas, por mucho que los editores se empeñasen en seguir con su eterno juego de comparación (antes todos los autores eran “el nuevo Tolkien”, ahora todos son “el nuevo Martin”) y por mucho que, al cabo de unos años, los autores se empeñasen en dejarse llevar por esta nueva fantasía como antaño se habían dejado llevar por la otra. A rey muerto, rey puesto, que le dicen, y donde antes todo eran grupos de compañeros de varias razas (preferentemente, un héroe bonachón pero atormentado, un mago con mala baba, un elfo pretencioso, un enano gruñón, un ser de raza indeterminada gracioso y ladronzuelo y un par de hembras bien dotadas a la altura de la coraza/blusa), señores oscuros en torres de altura imposible que buscan dominar/destruir el mundo (insertar risa maligna aquí) y un viaje eterno con las habituales trampas colocadas ex profeso por un master con dolor de muelas y un exceso de dados de veinte caras, de repente todo eran relaciones incestuosas, lobos huargos, escenas truculentas, sexo explícito y un sinfín de casas nobiliarias con mayor o menor fortuna y una descripción detalladísima, eso sí, de sus fortalezas y de sus blasones.

Ni lo uno ni lo otro, pensé. Martin es a la fantasía contemporánea lo que Tolkien fue a la fantasía moderna, y eso no está bien. La literatura es imaginación, y la literatura fantástica, más: si un autor no está sujeto por más normas que las que su propia imaginación le dicte, ¿por qué se empeñan en restringirse tanto? ¿Por qué siempre tienen que estar siguiendo la estela de alguien, como borregos que sólo saben repetir lo que otro ha hecho? ¿Por qué tanto dragón, tanto niño mago, tanto vampiro enamoradizo, tanto zombie con problemas de identidad, tanta imitación?

Andaba yo cavilando sobre todo esto y temiéndome una nueva era de fantasía “martiniana” como en su día la hubo “tolkiniana”, punteada fugazmente por modas vampíricas, licantrópicas, zómbicas, mágico-estudiantiles o similares, cuando cayó en mis manos La Elegida de la Muerte (de subtítulo Öiyya), de la autora española Virginia Pérez de la Puente. Y hete aquí que mi fe reapareció intacta, cual si, al estilo de las novelas de Terry Pratchett, sólo con creer hubiera creado lo que mi mente llevaba años pidiéndome a gritos. Pero mi imaginación no podría haberme hecho crear a esta autora ni a su obra, porque es superior, muy superior a mis más locos sueños.

Para empezar, decir que lo cogí con pocas ganas. Quizá porque la sinopsis da una impresión errónea (“Vaya por Dios, otro de viajes iniciáticos y búsqueda de identidad con espada al cinto”, pensé), el caso es que ya estaba aburrida cuando abrí la primera página. Y cuál fue mi sorpresa cuando leí ese primer capítulo y me di cuenta de que la trama podía ser más o menos buena, pero al menos me encontraba delante de un libro con una prosa deliciosa: sencilla, cuidada, descriptiva cuando tiene que serlo, abrupta y directa cuando corresponde, salpicada de frases preciosas y de exabruptos barriobajeros que sorprenden al lector y que, lejos de apartarle de la historia, lo que consiguen es meterle todavía más en ella. El lenguaje es lo que más llama la atención a priori, y sobre todo los diálogos, que son tan naturales que casi te da la sensación de que los personajes te los están susurrando/gritando al oído. Tacos, insultos, se mezclan con juegos de palabras y con otras frases que, sin perder la sencillez, son tan preciosistas en su redacción que reconozco que en no pocas ocasiones el libro me ha visto con la boca abierta.

El lenguaje, digo, quizá sea lo que más llama la atención, pero si continúas leyendo hay muchos, muchísimos otros factores que hacen de La Elegida de la Muerte una novela digna de reseñar. La trama que al principio me había parecido tópica se convierte muy pronto en algo francamente original, si no en su concepción sí en su desarrollo. Son, en realidad, dos tramas, contadas de forma muy cinematográfica, al unísono, aunque eso implique que algunos de los capítulos de una u otra trama tengan por fuerza que ser tan cortos que casi no hay capítulo. Una decisión, por cierto, que me ha parecido muy valiente: alguien probablemente criticará la longitud de los capítulos, que son mucho más cortos de lo que el género nos tiene acostumbrados. Sin embargo, a mí me han parecido de la medida justa: la autora no se entretiene en describirnos paso por paso el viaje, hoja por hoja el bosque, piedra por piedra la ciudad, sino que va a lo interesante, nos cuenta la historia directamente, y si para ello tiene que hacer un capítulo de una página lo hace sin ningún tipo de complejo. Y, al fin y al cabo, ¿quién pone las normas? Volvemos a lo que decíamos antes, que la literatura es un arte y que un autor tiene que tener libertad creativa.

Volviendo a la trama, a las dos tramas, en realidad apenas se rozan de forma superficial en toda la novela; sin embargo, quizá eso sea una de las cosas que más me ha gustado. En una novela “al uso”, al final Issi, nuestra mercenaria, habría acabado salvando el mundo o ganando la guerra, y se habría convertido en la protagonista de las dos tramas. En ésta, sin embargo, cada uno está en su sitio, los reyes y nobles en su trama, los pobres, ladrones, soldados y guerreros en la suya, y ambas tramas tienen la suficiente entidad como para enganchar al lector por méritos propios. La novela es cruel, descarnada, despiadada, y sin embargo está salpicada de un sentido del humor que hace su lectura muy amena y que la convierte en algo adictivo.

Y lo mejor para el final: si el lenguaje es francamente magnífico, si las tramas son ágiles, directas, poco predecibles y muy realistas para ser literatura fantástica de lo que hablamos, los personajes son dignos de una entrada en el libro de honor del género. Tal vez el punto más fuerte de la novela: sus personajes, tanto los principales como los secundarios e incluso los anecdóticos, tienen vida propia. No es que estén bien desarrollados, es que están vivos. La mercenaria Issi, el carroñero Keyen, el rey Adelfried, la reina Thais, el noble Adhar de Vohhio, el teniente Kamur, el soldado Nern, todos son tan reales que conforme lees la novela los estás viendo delante de ti, y cuando dicen algo lo dicen en voz alta. Incluso personajes que apenas salen como la enigmática Tije o el emperador de Monmor son descritos perfectamente en unas pocas líneas, sabes cuál es su personalidad y sus objetivos y su forma de ser casi sin necesidad de que te los describan. Larl, Antje, Aubreï, Klaya, Carleig… todos, aunque sólo sean un nombre y unas pocas líneas, están perfectamente dibujados.

En definitiva, una prosa magnífica, unos diálogos delirantes, dos tramas absorbentes y unos personajes maravillosos. Una novela muy recomendable, sin duda alguna. Lo mismo que sentí cuando leí el primer tomo de Canción de Hielo y Fuego, lo he sentido al leer La Elegida de la Muerte: que estoy delante de una novela que va a dar mucho que hablar, y que el nombre de esta autora, aunque a los hispanoparlantes nos pueda parecer poco exótico, al final será conocido por todos los amantes de la buena fantasía. Y si no, al tiempo.

1 comentario:

  1. yo me he leido el libro hace algún tiempo y me encantó como a ti ^^ si es q te sumerges completamente en el mundo de la elegida... y eso q a mi la fantasia no me va tanto...
    PD: consejillo, no te lo tomes a mal jeje creo q debería poner la letra un pelín mas grande xq es un poco incomodo leerla asi de pequeña :S vale que estoy un poco miope jeje :P pero creo q si está algo chiquitita...
    un beso!!

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