martes, 18 de mayo de 2010

El nombre de la rosa, de Umberto Eco



Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788426414373
Colección:
Nº Edición:1ª
Año de edición:2005
Plaza edición: BARCELONA

Reseña de Amando Lacueva


Cuando inicié la lectura de El nombre de la rosa, creí haber cometido un grave error, máxime cuando poco antes había disfrutado con la película protagonizada por Sean Connery en su papel de fray Guillermo de Baskerville.
Quizás todo se deba a que, como dice el propio Eco en sus Apostillas a El nombre de la rosa: “su lectura precisa de una penitencia de iniciación que tienen las primeras cien páginas; y, si a alguien no le gusta, peor para él, que se quede en la falda de la colina”. Exactamente eso es lo que me sucedió a mí en un inicio. Esas primeras cien páginas resultaron agotadoras y tratándose de una obra de más de 800 folios, creí que su lectura resultaría un verdadero suplicio, o penitencia.
Sin embargo, mis primeras impresiones estaban muy lejos de la realidad y de lo que verdaderamente llegué a disfrutar con su apasionante lectura.

El título de la obra El nombre de la rosa, no nos dice absolutamente nada sobre su contenido. Según el propio Eco, la idea del título se le ocurrió por pura casualidad, y le gustó por tratarse de una figura simbólica preñada de innumerables significados.
Nos encontramos pues, ante una novela que abarca distintos géneros literarios. Podemos decir que Eco escribió una novela histórica, y también una novela gótica, pero si no estamos conformes con el corsé y etiqueta, podemos ampliar el género y manifestar que nos encontramos leyendo una crónica del Medioevo y por supuesto, una novela policiaca al más puro estilo de Aghata Cristie o Sir Arthur Conan Doyle, y aquí debemos remarcar, en mi opinión, una clara influencia del maestro del suspense, pues si nos fijamos con atención encontraremos que fray Guillermo de Baskerville, tiene mucho que decir acerca de “El sabueso de los Baskerville”, obra de Doyle y que reseñaré más adelante.
Así pues, nos encontramos con diversas similitudes, tanto en su descripción física como en los métodos de investigación seguidos por fray Guillermo, desde su capacidad y perspicacia para la deducción, como su enorme hambre de conocimiento e ilustración.
Remarcaremos ahora un hecho curioso y llamativo, pues encontramos en el narrador algo singular y poco común. Adso nos narra en primera persona la trama de la obra, pero lo verdaderamente trascendente, es que ese Adso no es el mismo que protagoniza la trama, pues entre el protagonista adolescente y el cronista anciano existe un abismo en cuanto a ilustración y conocimiento, naturalmente, aparte de la edad.
La trama de la obra podríamos resumirla brevemente: Fray Guillermo, monje franciscano, con un reciente pasado como inquisidor se le encarga realizar un viaje a una abadía benedictina por la Italia septentrional, para ocuparse de preparar una importante reunión entre los delegados del Papa y el emperador, para tratar sobre una supuesta herejía de una sección franciscana. Debido a la fama que precede a fray Guillermo sobre su capacidad deductiva, el abad le encarga la investigación de la extraña muerte sufrida por uno de sus monjes. Guillermo llega a la abadía acompañado de Adso, hijo del barón de Melk, nuestro narrador.
Las pesquisas de fray Guillermo se complican cada vez que aparece un nuevo cadáver, y si queréis saber más, leeros la magnífica obra de Umberto Eco.

1 comentario:

  1. Esta novela me la leí hace cosa de 20 años y me pareció estupenda. Creo que la leí antes de que se estrenara la película e iba recordando ciertos aspectos un poco distintos a la trama. La manera que tiene Guillermo de resolver el misterio es genial. Es de esas historias que recuerdo con mucho cariño. Eso sí, es para tomárselo con calma.

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