EL REGRESO DE SHERLOCK HOLMES
SINOPSIS EDITORIAL
Cansado de la preponderancia que la figura del
genial detective había alcanzado en su vida y obra, Arthur Conan Doyle
(1859-1930) lo hizo desaparecer en «Las memorias de Sherlock Holmes», tras una
primera claudicación en «El sabueso de los Baskerville», bajo forma de episodio
recordado por su fiel Watson, las aventuras reunidas en El regreso de Sherlock
Holmes supusieron la definitiva resurrección del inolvidable inquilino del 221b
de Baker Street. Los trece nuevos y apasionantes casos en que se ve envuelto el
brillante e hipocondríaco investigador comienzan con «La aventura de
la casa vacía», donde Holmes reaparece de forma no menos efectista que cuando,
diez años antes, había desaparecido, junto con su archienemigo Moriarty, en las
cataratas de Reichenbach.
OPINION
Y COMENTARIOS
Como
todo en esta vida, hay cosas que cansan, y un autor puede verse agotado y
cansado por el enorme éxito de uno de sus personajes. Mejor enterrarlo en el
abismo de la memoria y olvidarse de él, pues todo tiene un comienzo y un final,
en este caso, un final fallido recogido en la penúltima obra de Doyle: Las Memorias de Sherlock Holmes, obra
que tuve la oportunidad de leer hace escasos meses.
Y
digo final fallido porque dada la presión a la que fue sometido nuestro querido
Doyle, no tuvo más alternativa que resucitarlo, como hace en el primer relato
del manuscrito que nos ocupa. Y es que nada resulta más fácil, o difícil para
un autor que resucitar uno de sus personajes alzándose en ese instante en un
dios omnipotente que puede hacer y deshacer a su antojo, y lo digo por
experiencia propia, pues yo mismo me vi en la obligación de “resucitar” a uno
de mis personajes más carismáticos.
La
obra nos regala trece relatos que ensalzan de forma brillante los poderes
deductivos del criminólogo/detective más afamado de la historia literaria y que
no comentaré de forma individualizada, dado que en lugar de una reseña nos enfrentaríamos
a un tratado largo y tedioso que echaría para atrás al más entusiasta de los
lectores.
A
estas alturas, poco o nada tengo que descubrir de Doyle, Sherlock o Watson,
pues sobre ellos han corrido ríos de tinta que encumbran la pluma del autor y
la sagacidad e inigualable capacidad deductiva de Holmes, así como la infinita
amistad de su inseparable doctor Watson.
No
se entendería la obra de Doyle sin esta carismática pareja, sin su exquisitez
en el planteamiento de los relatos y la facilidad de su lectura, sin su atemporalidad,
pues no pasa el tiempo para ellos, sin esa intriga constante, sin intentar
avanzar y ser el primero en descifrar los enigmas que la mente de nuestro autor
nos plantea en todos y sin cada uno de los casos que dieron fama internacional
a Holmes. Si hay que destacar alguno de ellos, me inclino por Los Bailarines, y Los seis Napoleones, relato que, aunque reconozco que era un final
previsible, no por eso deja de resultar apasionante.
Pero
vosotros no os podéis quedar con solo esos dos, tenéis que ampliar horizontes y
devorar los trece, pues forman un compendio de entretenimiento que os sumerge
en la vida apasionante de un hombre cargado de manías; su pipa, su violín, sus
disfraces, su perspicacia, su intachable honestidad, su mente inquieta, su
predisposición para afrontar los retos que cada asesinato le plante, y ese
mente que en ocasiones antepone el honor a la ley, casos en los que la empatía
del lector por la actuación del detective, le ensalzan y encumbran.
En
definitiva, una lectura amena, que es lo que realmente importa.
Pasároslo
bien y disfrutar.
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