martes, 29 de agosto de 2017

Rebelión en la Granja, de George Orwell


NOTA DE LA EDITORIAL

Rebelión en la granja (1945) es un cuento satírico de George Orwell acerca de un grupo de animales en una granja que expulsan a los humanos y crean un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en una tiranía brutal. la novela fue escrita durante la segunda guerra mundial y , aunque fue publicada en 1945, no comenzó a ser conocida por el público hasta finales de los años cincuenta. Rebelión en la granja constituye una crítica velada de la Revolución Rusa y una sátira sobre la corrupción del socialismo soviético en los tiempos de Stalin




OPINIÓN PERSONAL


Como si se tratara de Momo, de Michael Ende, o El Fantasma de Canterville, de Oscar Wilde, o quizás, Cuentos de Navidad, de Dickens, o…, en fin, la lista, dentro de la literatura universal de grandes cuentos convertidos en obras maestras es interminable.
En Rebelión en la Granja de George Orwell, nos encontramos con un nuevo cuento, una fabula con un inequívoco mensaje… Dictum de Actom. “El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente
Realizando un símil con la Revolución Rusa y el triunfo del estalinismo, nos regala una sátira mordaz, que  ya en su momento tuvo verdaderos problemas con la censura antes de poder ver publicada su obra.
Todo indica que el Ministerio de Información alertaba a los editores de lo inoportuno del momento en que la obra de Orwell viera la luz, y el autor, en el prefacio de la obra, nos narra las vicisitudes por las que tuvo que pasar. Nos remontamos de esa manera al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando Inglaterra y Rusia eran aliados, por lo que la intelectualidad inglesa no veía con buenos ojos que Orwell lanzara un torpedo tan bien dirigido sobre la línea de flotación del régimen ruso.
Los ideales están muy bien, pero mejor están si pueden mantenerse por los tiempos de los tiempos sin tacha ni mancha, algo que no ocurre a los ojos de nuestro querido Orwell con los rusos, pues el totalitarismo se impone sobre la idea primigenia.
De esta manera, Orwell nos adentra en el mundo de “La granja solariega”, donde los animales, capitaneados por los cerdos, o clase dirigente del régimen, expulsan y se enfrentan a los humanos.
Poco a poco van tergiversando la idea inicial y juegan con la ignorancia y la escasa o nula inteligencia de muchos de los animales, con el miedo y el castigo para lograr un bienestar que no comparten con el resto, haciéndoles creer, con discursos bien dirigidos, que la libertad conseguida al expulsar a los humanos requiere un sacrificio, pero que es suma, esa libertad lograda a base de sacrificios y enfrentamientos, es el bien más preciado que hay que lograr salvaguardar, aunque el resto de los animales sufra jordanas eternas de trabajo y raciones en su alimentación.
Los cerdos se convierten poco a poco en los intocables y su líder, acompañado en todo momento de seis fieros perros, impone al resto sus ideas revolucionarias, donde se reconoce a si mismo unos privilegios que solo gozarán los que se encuentran en las capas más altas de la estructura que van tejiendo.
No es un cuento anacrónico, ni mucho menos, es sumamente actual y el caso más latente lo tenemos, y es mi opinión, en Venezuela.
Los ideales están bien, pero los hombres, como reza la frase acuñada por el católico John Emerich “Dictum de Actom”, arriba indicada, son corruptos, ¿O eran los cerdos?



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