Alexandre Dumas, hijo de una
viuda pobre y de un general forzudo, mimado, indómito, soñador, generoso hasta
la prodigalidad, aprendió a leer y a escribir, nada de aritmética y un poco de
latín con el cura del pueblo. Con estas bases, su pasión por Shakespeare y sus
abundantísimas lecturas, consiguió llenar más teatros que Víctor Hugo y más
lectores que cualquier otro novelista.
Los hermanos De Witt, protegidos del gran rey Luis de
Francia, encuentran la muerte a manos de la enloquecida población de La Haya,
que les cree culpables de conspiración. Pero antes de morir dejarán a su
ahijado Cornelius unos comprometedores documentos. Mientras el joven botánico
holandés Cornelius Van Baerle recibe la carta de su padrino De Witt en la cual
se muestra partidario de la republica. Por la posesión de esa carta Cornelius
es detenido y sólo la intervención de Guillermo de Orange le salva de la
muerte. Pero el joven botánico tendrá que pasar toda su vida en la cárcel,
donde, en compañía de la joven Rosa, se afanarán en conseguir lo que más desea
en el mundo: el bulbo del tulipán negro.
Ignoro que entiende la crítica en general por una
novela de aventuras, pues no he encontrado ninguna entre sus más de trescientas
páginas. Sin embargo, bien, bien para los amantes de la novela romántica,
porque El Tulipán Negro es una novela
sobre los amores de Rosa y nuestro protagonista, Cornelius Van Baerle, Enamorado a
su vez de la horticultura y de los tulipanes, alguien que consagra su
existencia para obtener el tulipán más codiciado, el negro.
Quien se acerque a estas páginas buscando alguna
similitud con las aventuras de Los tres Mosqueteros o la venganza del Conde de
Montecristo, se equivoca, pues no tienen nada en común salvo la injusta pea de
presidio para un inocente.
Casi me atrevería a decir que estamos ante un tratado
de horticultura, tema en el que el autor se recrea, en mi opinión, hasta el
cansancio. (dado que personalmente no es un tema que me atraiga en absoluto).
Si bien es cierto que Dumas nos retrata la época de una manera magistral y nos
sitúa en una Holanda del siglo XVII, plagada de revueltas sociales tras la
guerra con Francia, y a un Guillermo de Orange, Salomónica en muchas de sus
puestas en escena.
Como en toda trama que se precie, existen los buenos,
que en este caso son demasiado buenos, inocentes, puros y castos, y los malos,
que lo son hasta el extremo. No me han acabado de gustar los personajes, los
encuentros poco trabajados y demasiado inocentes, diría que simples, y no creo
que eso sea un fiel reflejo de la época, pero es lo que tenemos.
Si te gusta la horticultura mezclada con el
romanticismo casto y puro, es una lectura recomendable, de lo contrario, te
dejará indiferente del mismo modo que me ha dejado a mí.
Existe una película de aventuras protagonizada por Alain Delon y la guapísima Laura Valenzuela, "El Tulipán negro" ,que aunque es una buena película siempre te la venden como "adaptación" de la novela de Alejandro Dumas,cuando no tiene nada que ver,pero nada de nada.
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