martes, 10 de diciembre de 2013

MADERA PODRIDA CON UN CLAVO OXIDADO, de José Luís Ordóñez

MADERA PODRIDA CON UN CLAVO OXIDADO, de José Luís Ordóñez

10 de diciembre de 2013 a la(s) 8:51

MADERA PODRIDA CON UN CLAVO OXIDADO
 Sinopsis:

Mcginty lo supo en ese momento: él había nacido para aquello. Para exterminar vidas. Solo que ahora, además, tenía la sensación de hacer justicia al acabar con un grupo de pervertidos que habían provocado la muerte de Betty Miller.

Si eres un asesino profesional, un marido te paga por matar al amante de una mujer infiel y a quien matas en realidad es al marido, tienes derecho a sentirte engañado y a pensar que han mancillado tu ética de Killer. Tienes derecho a sentirte molesto con quienes te han utilizado y cuando un hombre con principios se enfada, no podrás quejarte de haber comenzado la guerra.


Opinión Personal: Francisco J Portela


Hacía tiempo que no leía una novela negra genuina, auténtica, de esas en las que se mezclan todos los ingredientes típicos del género. Madera podrida con un clavo oxidado es de esos títulos que a uno le gusta disfrutar. La portada de la misma podríamos tomarla como un book trailer: estamos en la Meca del cine, en Hollywood, en la ciudad del pecado, Los Ángeles. Vemos cómo en un autobús se refleja el rostro de un personaje muy conocido por todos en la época dorada del séptimo arte: Errol Flynn, el mítico y carismático Errol Flynn y, en primer plano, el chico duro de la novela, el killer, un asesino por encargo que se lleva una buena pasta por su trabajo.


José Luis Ordóñez es guionista y director de cortometrajes y su relación con el celuloide se ve plasmada en su forma de narrar la trepidante historia que nos cuenta en este curioso y metafórico título. ¿Y por qué este título?. Porque en él se condensa prácticamente todo lo que el lector encontrará a lo largo de los treinta capítulos en que está dividida la novela, todos ellos titulados, de corta extensión y relatados por un narrador omnisciente,  escritoscomme il faut, con diálogos cortos para darle ese aire cinematográfico y escenas contadas de forma que el autor nos hace ver lo que estamos leyendo. De esta forma, cuando Raoul Walsh diga aquello de cámara y acción,  nos tendrá enganchado con su lectura hasta el final. Nos encontraremos con varias subtramas que parecen no tener conexión pero que irán confluyendo a medida que avanzan los capítulos, llevándonos incluso sorpresas con personajes que creíamos conocer pero que nos desvelarán su verdadera identidad cuando la historia está llegando a su fin con lo que, de esta forma, podremos componer el puzzle en el que en un principio nos costaba trabajo engarzar sus piezas.

Y alguno se preguntará por qué precisamente este director y no otro. Pues porque aparece en un momento dado de la novela, como un cameo prácticamente, dándole órdenes a Errol Flynn, porque este gran actor, conocido por sus personajes de galán, aventurero temerario y héroe romántico, sí que interviene en la trama. Sí. Lo han leí bien. Errol Flynn, El capitán Blood, el Robin Hood de  los bosques, trabando amistad con el protagonista de esta historia. No me olvido tampoco de otro actor de la época, que también será mencionado.  El bueno de James Stewart, mi admirado Steward, por quien este blog lleva precisamente el nombre de una de sus grandes películas, La ventana indiscreta. Pero James, por aquella época  —estamos hablando de los años 40, estaba rodando otra película, pero esta desgraciadamente muy real, pues tomó parte activa en la IIGM—.

Madera podrida con un clavo oxidado nos transporta a Los Ángeles, a la cuna del cine, al glamour que rodea a un Hollywood en blanco y negro en su máximo esplendor, pero también a un clima de perversión insospechado en el que estaban metidos personajes que mantenían una apariencia respetable pero que, podridos de dinero, trataban con lo más granado del hampa con quienes llegaban a sucios acuerdos para llevar a cabo sus macabras fantasías eróticas. Pero también nos encontraremos con escenas en las que el espionaje formará parte de la trama porque los Estados Unidos ya habían entrado en guerra contra los alemanes y había que conseguir una lista de espías dobles que podía cambiar el rumbo del conflicto armado.

Y, por estar en el momento inoportuno y en el sitio inadecuado, que se puede decir en este caso, Mcginty se ve metido de pleno en ese mundo en el que no existía la moral y todo valía. Él, un killer, sin ética, tendría que ayudar a su país a encontrar esa lista famosa que podía cambiar el rumbo de la guerra. Para ello, se tendrá que meter en la boca del lobo, en la timba de póquer semanal que organizaba Mike Taylor, en la que era muy difícil entrar, pero era necesario, porque uno de los que asistían regularmente a esa partida podía ser clave para que le facilitase  la información que necesitaba para hacerse con esa lista.

En esta novela nos encontramos, quizás, con los típicos estereotipos del género pero creo que con ello el autor rinde su homenaje a esas novelas llamadas pulp ambientadas en la época de la depresión americana y a las películas de mafiosos y gánsters que tanta fama han cosechado en la gran pantalla. Novelas genuinas que tanto gustaban y gustan a los lectores del género, servidor incluido. Merece la pena adentrarse en sus páginas sobre todo a aquellos nostálgicos que tanto las echan en falta.

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