Aquella tarde de marzo en la presentación del
nuevo libro de Ángel Olgoso “Las frutas de la luna”, asistí a una fiesta
de la Literatura. La sinceridad de los testimonios de los
participantes, el afecto y la admiración que muchos profesamos a Ángel,
citas a autores como Chejov, Borges, Azorín…, caras de sorpresa,
sonrisas sin malicia, lecturas en italiano y la declamación de un nuevo
juglar que nos dejó atónitos. Tal cúmulo de sensaciones condensadas en
tan poco tiempo, inevitablemente te hace pensar que estamos ante un
hombre especial, que desde su sencillez y humildad personal ha
construido todo un mundo riquísimo que ha plasmado en este libro con la
serenidad de un viejo faro. Un hombre fiel a sí mismo, honesto y
trabajador con una vocación muy clara a la que día a día se dedica sin
ruido. Salí de aquella presentación con ese estado que en psicología se
denomina “de flujo”.
El autor granadino ha bebido de
muchas fuentes, literatura oriental, hindú, americana, española que
unido a su imaginación inagotable y a un vocabulario excelso le
confieren un dominio magistral del relato. Con la precisión de un
relojero va engarzando cada rueda dentada hasta conseguir que el
mecanismo de la narración funcione en la mente del lector dejándole un
regusto de expectación, asombro, tristeza, esperanza, resignación.
Los
veinte relatos que componen“Las frutas de la luna” engendran un racimo
de uvas tiernas, jugosas, dulces y amargas a la vez que dejan un sabor a
calles angostas de Galicia, cerveza somnífera nórdica, caldo caliente
de velatorio, a arroz de preso. De los veinte relatos yo destacaría tres
que me han gustado especialmente, que me han llegado más profundamente,
son “Suero”, “El síndrome de Lugrís” y “Perlas de Indra”.
“Suero”
es un relato absolutamente magistral. A través del hilo conductor de
las gotas de suero que se deslizan sin remedio hacia las venas, el autor
trenza una historia de tres generaciones: A (madre), B (hija) y C
(nieta). A pesar de lo despersonalizado de los nombres de las tres
mujeres, la historia es un compendio de absoluta humanidad. El relato
alcanza cotas sublimes de lirismo:
A, harinada aún de sueños de jovencita y de blancura de ajuar…
La
sensibilidad del escritor se muestra aquí de una forma palmaria. Las
tres protagonistas construyen una historia femenina donde la alegría de
los nacimientos, la preocupación y desasosiego de la enfermedad y el
dolor de la muerte son hiladas a través de esas gotas de suero. En unas
pocas páginas, el escritor da una lección de vida con mayúsculas, la
alegría de una madre al dar a luz, la congoja de una hija al ver a su
madre enferma, la rueda que vuelve girar con el nacimiento de la nieta,
la madurez y el desamor. Y esas gotas de suero que impasibles asisten
como silenciosas espectadoras a ese lento transcurrir hacia la vida y
hacia la muerte.
“El síndrome de Lugrís” es el relato
más extenso de“Las frutas de la luna”. Según nos reveló el autor en la
presentación del libro, tardó ocho meses en escribirlo, describiendo un
síndrome nuevo o desconocido hasta la fecha y que dejo que el propio
lector descubra deslizándose por sus páginas. Sí me quiero centrar en la
maestría que rebosa este relato, como Olgoso traza a la perfección ese
camino que hay hacia el abismo de la locura, dejando en la cuneta lazos
familiares, recuerdos y olvidos. Profundamente gallego, nos traslada a
esa tierra a través de citas, calles, monumentos, comidas, pazos,
gentes. Tiene la rara virtud de empaparte en Galicia, las calles que
transitan los personajes las estás andando tú al mismo tiempo. Sobre
todo, el autor hace un canto a la amistad, a la relación acrisolada de
los protagonistas a lo largo de muchos años. La entrega al amigo preso
de la locura, el tesón y la capacidad de empatía son las señas que
engrandecen esta historia; saber que hay alguien que trata de evitar el
descenso al infierno y tiende su mano afable y desinteresada:
Pero el ser humano siempre teje esperanzas hasta el último momento.
“Perlas
de Indra” nos sumerge en el mar de la inocencia perdida de una niña de
nueve años a través de uno de los hechos más atroces que puedan suceder.
Sin embargo está narrado de una forma bellísima, pura poesía. No hay
rencor, ni odio, hay compasión y un trascender el pasado de silencio y
oscuridad, saltando por las finísimas cuerdas de seda que mantiene unido
al mundo:
Bela jai. El tiempo pasa.
http://metaars.blogspot.com.es/2013/04/angel-olgoso-las-frutas-de-la-luna.html
Sinopsis
Las frutas de la luna de Ángel Olgoso:
Cada nuevo libro de Ángel Olgoso supone
un festín no solo para los degustadores del relato sino también para
los amantes de la literatura fantástica. Las veinte nuevas historias
recogidas en Las frutas de la luna nos muestran
visiones oscuras y atmósferas inquietantes, desde perspectivas siempre
vertiginosas. El autor, cuentista de culto y referencia ineludible en la
narrativa breve actual en español, vuelve a entretejer con lirismo la
lógica y el asombro, la maravilla y el horror. La imaginación
desbordante de este libro brinda al lector páginas llenas de mundos
posibles e imposibles, tan extraños como poblados de belleza.
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