martes, 12 de marzo de 2013

La memoria de los tiempos, de José Vicente Vaquero

Título: La memoria de los tiempos
Autor: José Vicente Vaquero
Editorial: Seleer
ISBN: 978-84-15615-94-1
Depósito Legal: MA 2537 - 2012
Impresión: Antakira Grafic
Págs: 430
Precio: 21,95 € / 3,90 € (ebook)

RESEÑA

Un escritor en ciernes, obsesionado por dar a conocer su obra y frustrado ante la imposibilidad de conseguirlo, está a punto de abandonar la literatura cuando por un azar (que no resultará fruto de la casualidad), encuentra un antiguo y extraño manuscrito en la biblioteca de la pequeña ciudad donde vive. A través del manuscrito y de las indicaciones allí encontradas se pondrá en contacto con una misteriosa hermandad, la cual se identifica a sí misma como custodia de la memoria de los tiempos. El principal dignatario de esta sociedad secreta, El Guardián de la Memoria de los Tiempos, propone al protagonista de la novela un insólito pacto: la celebridad y el reconocimiento literario a cambio de que él, a través de sus escritos, se convierta en clandestino portavoz y redactor de la secta. El acuerdo funciona bien al principio, pero como en todas las novelas, al final las cosas empiezan a complicarse...“Si quieres ser universal, habla de tu aldea”, aconsejaba Delibes a los autores principiantes.



Cierto es que las obras más destacadas de la narrativa universal suelen establecer vínculos de colaboración muy eficientes entre el perfil anímico de los personajes, el desarrollo del argumento y “el espíritu del lugar”. Sin la potestad y solvencia de esta alianza no se entenderían ni habrían nacido siquiera novelas como Madame Bovary, El Quijote o el Ulises de Joyce. A propósito de estos dos últimos títulos, entre cervantino y joyciano nos presenta su afán el autor de La memoria de los tiempos, José Vicente Vaquero, quien intenta unir en el mismo esfuerzo narrador la profundidad psicológica en el análisis del protagonista con la descripción y desarrollo argumental de esa fuerza invisible, muda y cargada de simbolismo que late en el aura intemporal de una ciudad que respira bajo el peso de su propia historia, tal como es su Carmona natal, escenario en el que se desarrolla la acción de esta novela.Aunque es necesaria una última caracterización y mencionar lo borgiano en esta novela.

Hay una intencionada (fundamental en el asunto narrado) recurrencia a libros perdidos en una brumosa biblioteca, un manuscrito misterioso y un pacto entre el guardián de la memoria de la ciudad y el escritor para sacar a la luz y hacer palpables, objetivables desde el punto de vista moral, los secretos y culpas, débitos y anhelos que componen el ideario colectivo (confesado o inconfesable) del entorno y escenarios, la misma ciudad en la que transcurre y se desarrolla el argumento. Esta intención posee desde el principio un aroma borgiano que es muy de agradecer en un autor primerizo. Resulta alentador encontrar en un escritor joven, el cual se enfrenta a su primer reto como novelista, estas referencias en las que ha intentado anclarse, sirviéndose de ellas como guía en la edificación de todo el entramado narrativo (para eso están los clásicos), y acudiendo a los mismos con el espíritu humilde del aprendiz y la ambición creativa del novelista de raza.

En este sentido, La memoria de los tiempos es ejemplar, y de ello me congratulo.El resultado final de La memoria de los tiempos es una novela que atrapa casi de inmediato al lector en esa tela araña compuesta por los hilos de la imaginación del autor entremezclados con la curiosidad (otra tela de araña), del lector. Una trama original, en conjunto bien desarrollada, unos personajes creíbles y una situación que resultaba muy complicada de presentar como verosímil y que José Vicente Vaquero ha sabido trazar con la suficiente naturalidad, huyendo de lo artificioso y rimbombante, para ofrecernos una novela de misterio e intriga literaria sobresaliente entre las de su género que hasta hoy he leído.Loable y prometedor primer intento. Permaneceremos atentos a la trayectoria de este novelista.








José Vicente Pascual









1 comentario:

  1. Una gran reseña que hace justicia a la obra. Pequeñas editoriales que en ocasiones se encuentran en posesión de un producto de singular belleza y, por demás, la imposibilidad de otorgarles la alternativa que conduce a la VIRTUD. Algo así como que en otro tiempo solo estudiaba el Hijodalgo.
    "Sin publicidad nadie sabrá nunca lo bueno que puede llegar a ser aquello de que hablamos, o en su defecto, aquello de que no hablamos por falta de conocimiento. Y es seguro que hoy en día se publica verdadera basura que se vende como churros, a veces incluso verdadera mierda en papel de regalo, por un inquietante afán del ser humano en su viaje regresivo a sus orígenes simiescos. Unos miles –por decir una cantidad a la baja y no asustar a nadie o pecar de (más bien parecer) presuntuoso- de dólares de publicidad para que esta obra u otras similares en calidad ocupen el lugar donde ahora se encuentran los sabrosos bestseller –todo un elenco de lustrosas estanterías firmemente repartidas por el globo, cuya apariencia parece decir: ¡No dé usted un paso más, está rodeado!- y es probable que algún autor huidizo comience a usas gafas, bufanda y sombrero para salir a la calle y disfrutar de esa misma tranquilidad que tenía tan solo unos meses antes. Así de sencillo, rápido y ESPONTANEO puede llegar a ser el descubrimiento de la VIRTUD”.
    “Salvo en contadas ocasiones, en cualquier caso al alza una minoría, el márquetin y no la pluma es quien crea las figuras: es triste… es cierto… es un negocio, nada más".
    Y es por este motivo por el cual alabo la reseña, por el cual alabo la obra y por el cual me despido sin la sensación de escatimar a mi persona y a quien lea este comentario, la VIRTUD de haber hablado justo, bien medido y con propiedad.
    Un saludo.

    ResponderEliminar