- Título: El Legado del Escorpión
- Autor: Juan José Ruíz Ruíz
- Editorial: Vision Libros
- Páginas: 291
- Precio: 20 €
Siempre pensé que un libro decide cuando quiere ser leído. A esto me veo obligada a añadir que también decide cómo quiere ser leído. Cuando comencé “El legado del Escorpión”, mi intención era hacerlo de forma objetiva si se me permite el término, un poco crítica, aunque no profesional, que me permitiese redactar una reseña que compartir con amigos y futuros lectores de la novela. Así que preparé lápiz y cuaderno, para ir anotando mis impresiones según avanzaba en mi lectura. Mi gozo en un pozo, ya que no tomé ni una sola nota.
¿Por qué? Porque desde la primera línea me vi atrapada, sumergida en la historia, como si de un personaje más se tratase, y no fui consciente de ello hasta que me sorprendí soltando una carcajada (es lo que tienen los capones imprevistos de Don Máximo), y mi propia risa me devolvió al mundo real.
Juan José Ruiz Ruiz ha dado forma en El legado del Escorpión a una trepidante novela de aventuras, con el mar de escenario, y lo hace con gran maestría (aunque él se reconoce autor novel), presentando a grandes figuras de nuestra historia nacional no solo como héroes, sino también como seres humanos. La cercanía de los personajes nos permite ser testigos de valentías y debilidades del brigadier Churruca, del general Gravina, así como de la voz narrativa de la novela, el capitán Juan Ruiz de Medinaceli, que a través de luchas reales e internas desembocan en éxitos y fracasos, algunos de ellos personales, a la par que la acción trascurre.
A caballo entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, la historia comienza in media res, lo que permitirá al autor jugar de forma ágil con la secuencia temporal para ir componiendo toda la trama. De la mano del mencionado capitán Juan Ruiz de Medinaceli conoceremos las peripecias vividas por él mismo, y su intrépido grupo de marines y compañeros, bajo el mando del brigadier Churruca. Seremos testigos del asesinato del ex tutor real de Fernando VII, don Garcilaso de Villacastín; asistiremos al último juicio de la inquisición en Dominica, y conoceremos como se trama un complot para acabar con la vida del mismísimo Napoleón Bonaparte.
Juanjo es capaz de sumergir completamente al lector en una novela naval, y a este respecto debo agradecerle que lo haga de forma tan aparentemente sencilla, pues el lenguaje náutico nunca fue mi fuerte. De igual forma, desgrana una secuencia de hechos históricos sin agobiar con fechas o datos superfluos, y salpicando su narrativa con esa ironía tan fresca que lo caracteriza. Las grandes plumas que lo han influido están muy presentes en “El legado del Escorpión” (y donde digo presentes, digo presentes, pero no desvelaré más sobre este particular...), y a las que desde mi modesta opinión, no tiene nada que envidiarles. Otro detalle que en particular captó mi atención fue la inclusión de curiosidades históricas tales como la aparición del primer sumergible, lo que aporta una perspectiva didáctica sumamente interesante a esta obra. La pasión del autor por el tema que trata queda patente en toda la novela, y posiblemente sea esa su mejor baza para cautivarnos, ya que es imposible no dejarse arrastrar por ella en cada página.
Dice el autor en su contraportada que "...nada me llenaría más de orgullo que haceros soñar, imaginar y viajar con los valientes del “Espíritu de María” antes de dormir. Cerrar los ojos unos instantes, respirar hondo y estaréis andando y oliendo el mar por su cubierta…" Querido Juanjo, puedes darte por satisfecho: en lo que a esta lectora respecta, lo has conseguido con creces.
Amigo Juanjo, si ya me sentía con suficientes deseos de tener tu novela etre mis manos, esta reseña de Magda Robles ha incremetado ese deseo. Se que no me defraudará pues, aparte de las palabras expuestas, tu valía como escritor y persona, es una garantía.
ResponderEliminarUn abrazo querido escritor y amigo. Estoy segura de tus éxitos. MAGDA R. MARTÍN.