Ediciones en Huida,
Sevilla, 2012
Reseña de Jose María Ariño Colás
http://josemarco.blogia.com/2012/092301-el-eje-imaginario.php
Tengo entre mis manos el último poemario de la poeta andaluza Rosario Troncoso (Cádiz, 1978) Es el cuarto libro de poemas de esta docente que dirige además la revista literaria y cultural El ático de los gatos. Después de la publicación de los libros Huir de los domingos (Sevilla, 2006), Delirios y mareas (Publicaciones del Sur, 2008) y Juguetes de Dios (CVA Ediciones, 2009) Rosario nos regala una antología breve, sencilla, densa y muy sugerente.
Sorprende desde el principio la alteración del orden lógico de los poemas. La primera de las tres partes - Fin - nos sumerge en un mundo apocalíptico, confuso, carnavalesco y cercado por el halo de la muerte. La segunda parte - Ráfagas de luz - es un guiño a lo cotidiano y un gesto de complicidad a todos los poetas. Cierra el poemario un manojo de poemas dedicados al amor, a la familia y a las pequeñas ilusiones del día a día.
Sorprende desde el principio la alteración del orden lógico de los poemas. La primera de las tres partes - Fin - nos sumerge en un mundo apocalíptico, confuso, carnavalesco y cercado por el halo de la muerte. La segunda parte - Ráfagas de luz - es un guiño a lo cotidiano y un gesto de complicidad a todos los poetas. Cierra el poemario un manojo de poemas dedicados al amor, a la familia y a las pequeñas ilusiones del día a día.
Para los que amamos la poesía sencilla pero profunda y transparente, esta antología nos reconcilia con la vida. La cadencia de los endecasílabos y heptasílabos nos invita a disfrutar con la lectura de unos poemas a flor de corazón, a flor de vida. Desde el primer momento, imágenes sorprendentes nos acercan a un mundo apocatíptico y escatológico. La LLuvia roja simboliza el abandono de la divinidad (Emergió de las aguas un dios herido). Un mundo desolado en el que La tierra, dolorida / regresa a los abismos primigenios) y un mundo agonizante, que sufre el acecho irremediable de la muerte (La muerte es apagar de golpe todas las luces). Lo carnavalesco se mezcla con la confusión de un Babel perpetuo y entonces surge, la desazón, el dolor y el cansancio vital (Si quisiéramos deshacer los pasos / caminaríamos sobre ceniza). Uno de los poemas que rompe esta cadencia y refleja la degradación de la enseñanza y la cada vea más ardua tarea del docente es Pupitres violentos: Alimañas acechantes / Sin presente ni futuro / me consumen la energía. El octosílabo diseña un romance agrio, espectral, como la realidad misma.
Los poemas que cierran esta jugosa antología retornan al inicio de la ilusión, a la experiencia del amor, al disfrute de los pequeños placeres cotidianos, al gozo de la maternidad, a la vida de pareja en casa, cual un locus amoenus. No podía cerrar esta breve reseña sin plasmar uno de los poemas más representativos de El Eje imaginario, tanto por su sencillez como por su hondura y aliento vital: A tu casa.
Quiero estar en tu casa.
Dejemos en la playa a los amigos.
Que nadie va a notar que ya no estamos.
El sol, fuera, tumbado sobre el faro.
Tu cuerpo, dentro. Mi boca, profunda.
Y me sube la marea a la cintura.
Vayamos a tu casa.
Dejemos en el mundo el equilibrio.
Que no hay nada más hermoso que caer,
ya deshechos como arena de duna
el uno sobre el otro, sin orillas.
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