jueves, 24 de mayo de 2012


Titulo: La fiesta del Chivo

Editorial: Punto de lectura
Autor: Mario Vargas Llosa
ISBN: 978-84-663-1870-9
Número de páginas: 526
Año de edición: 2006

Reseña por Beatrix Tóth


Empecé tres veces este libro. Dos veces me rendí por los Antonios y Salvadores por doquier: son más que los Buendías, echados en la cara del lector a partir de la página 41. Pero me lancé de nuevo a leer el siniestro y abrumador retrato de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, porque mi cuerpo de ballena en el noveno mes ya no me servía para llegar hasta la biblioteca y La fiesta del Chivo era el único libro alcanzable en mi piso.
Me enteré de este libro por Junot Díaz. Junot Diaz no tiene nada que ver con Vargas Llosa, a parte del hecho que los dos ecribieron sobre Trujillo, el Chivo, the Fuckface, El Jefe, The Failed Cattle Thief, y bueno, yo conocí al infame Trujillo por el libro “The brief and Wonderous life of Oscar Wao”, (por lo que Diaz ganó el Pulitzer), y decidí que quería saber más de él.
Por qué yo, siendo hungara, quería saber más de dictadores? No había demasiados acá? Y qué sería la diferencia entre el “líder” comunista, aquello que mi mamá siempre mencionaba con el título “nuestro padre, Kádár” y un latino apoyado por los “imperialistas sinvergüenzas” (como llamaban los comunistas a los poderes del oeste)?



Pués un dictador dominicano tiene otro estilo. Una dictadura de un dominicano es ajena a nuestro- principalmente humilde, sencillo,uniformado, estilo obrero, que yo conocía como niña. O quería saber cómo lograron a matar al Chivo, mientras nuestra revolución fue aplazado por unos tanques rusos? En realidad, las dictaduras no se diferencian tanto, igual se aplica la alegoría de Chaplin: los dictadores balancean, juegan con el globo dandole golpes con sus culos en sus salas hasta que este globo se estalla.

Me asombra cómo Vargas Llosa ejecuta un post mortem de un sistema diabolico, un sistema meticulosamente construido, y cómo las lineas revelan los deseos y debilidades del Jefe, del tirano que nunca suda. Puedo observar a un Trujillo desde muy cerca, desde sus pensamientos: detalle por detalle, como una cirugía. A parte de Trujillo, Vargas Llosa detalla los movimientos del poder, la diplomacia del succesor del Chivo, y todo lo que sucedió después de su asesinato.
En este retrato de hombres solo aparece una mujer. Urania Cabral, la niña asustada , la niña que tuvo la oportunidad de ver a Trujillo en persona, y la mujer en que se convertió élla grácias a este encuentro. Urania y su historia, que lanza y termina el libro. Y yo diría que es un libro masculino, porque habla mucho de hombres, sentía como si entre este paréntesis “bold” hay mucha lectura seca y quizás demasiada espera para que el chivo llegara y fuera ejecutado, o demasiada diplomacia. Yo por mi parte esperaba –tras capitulos interminables- la vuelta de Urania Cabral.
Después de la presentación de miles de historias tristes y trágicas hasta lo absurdo, después de sobrevivir tantas páginas en la presencia de su exelencia, Urania vuelve. Vuelve a su cuidad para enfrentarse, incluso si cree que no quiere enfrentarse, porque quién podría cortar sus raices para siempre, hasta el olvido? Y no sé, si Urania encuentra el alivio, pues no lo sé. Pero quizás encuentra algo cerca del alivio,por lo menos, el paso del tiempo. Y haber hablado con sus parientes a lo mejor ya no le parecerá tan horiblemente difícil vivir con sus recuerdos.
No ha sido fácil terminar el libro: tenía que bajar por las escaleras del infierno y no se sabía hasta que punto me deja llegar el escritor viendo las torturas y sus descripciones naturales, como los cuadros de Bosch. Pero si uno empieza no vale salir corriendo en la mitad. Si yo quería saber cómo se sufre de una dictadura, allí estaba. El texto respiraba dolor y olía a sangre y se escuchaban gritos.

12.05.2012, Budapest

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