viernes, 3 de febrero de 2012

Gargola, de Andrew Davidson


Título alternativo: The Gargoyle
Editorial: Seix Barral
Año publicación: 2008
Temas: Romántica


Una novela monstruosamente bella
5/12/09


Reseña de José Luís Fernández Gancedo.


En cierta ocasión cierta dama muy apreciada por un servidor dijo que había libros que merced a la belleza de la historia en ellos relatada eran capaces de hacer que el lector desease que jamás tocase a su fin su lectura.
La novela “Gargola”, primera y extraordinaria novela del canadiense Andrew Davidson, tiene el honor de pertenecer a ese “comando de elite literario” anteriormente mencionado.
Una tormentosa noche de Viernes Santo, tras una grata velada amenizada por rayas de cocaína, un hombre sufre un terrible accidente de coche merced a la imprudencia que supone conducir con una mano mientras con la otra se sostiene una botella de whisky con la que refresca su gaznate.



Las llamas que envuelven el coche, y que encuentran un excelente vehículo de propagación en el alcohol que tras el accidente impregna la entrepierna del protagonista convertirán a este en inquilino del pabellón de quemados del Hospital más cercano.
El que tenia una posición económica de lo mas elevada merced a sus “dotes artísticas”, mostradas y demostradas en esos maratones sexuales que son las películas de cine X, verá como su hermoso cuerpo, infernal fuego mediante, pasa a ser una masa amorfa de carne, un recipiente digno de recibir el nombre dado a las monstruosas criaturas que gracias a la supersticiones adornaban las Catedrales de la Vieja Europa.
Gracias a las interminables operaciones a las que deberá ser sometido y a los especiales cuidados que requiere su estado el anónimo protagonista de la novela verá como sus días son “amenizados” por la compañía de una joven llamada Marianne Engel, vecina del pabellón psiquiátrico para más señas, que afirma que en un tiempo pasado se conocieron y fueron mucho más que amigos.
Cautivo de la soledad, gracias a la “lealtad” de esos amigos que se olvidaron de él nada más saber que se podían ir despidiendo de sus salvajes noches de “sexo y coca”, y amarrado a una cama de hospital, “el quemado” no tendrá mas remedio que escuchar los desvaríos de su “nueva – vieja amiga”, la cual le sumergirá a él y al lector, en un apasionante recorrido por la historia de aquellos cuyas almas, en diferentes cuerpos, en diferentes épocas, siempre acaban encontrándose.
Gracias a Marianne, la escultora con angelicales alas tatuadas en la espalda, su interlocutor se enterará de que en una época pasada fue un miembro de la condotta – unidades mercenarias que combatieron en las guerras de religión que anegarón en sangre la Vieja Europa – que durante una terrible batalla es atravesado por una andanada de flechas envueltas en fuego, circunstancia esta que hará que, gracias a la lealtad de un fiel compañero de armas, acabe bajo los cuidados de una monja beguina que, “sorpresa – sorpresa”, era la propia Marianne.
Mientras Marianne Engel, martillo y cincel mediante, libera de enormes bloques de roca a frenéticas criaturas que le piden que las rescate de una avalancha de roca y tiempo, el lector tendrá la ocasión de conocer diversas historias que le llevarán desde la Italia arrasada por la Peste Negra a tierras inglesas pasando por él Japón feudal y las frías tierras islandesas habitadas por los fieros vikingos.
Historias cuyos protagonistas tendrán como guía ese sentimiento llamado Amor, del que tanto se habla y que tan pocos tienen la fortuna de conocer.
Ese sentimiento, merced al cual, sea cual sea la forma en la que se manifiesta, – el fuego que se desata entre el cuerpo de los amantes, el aprecio incondicional e inquebrantable que sienten los padres por sus hijos o la lealtad manifestada por los soldados a los que combaten a su lado -, este Mundo Salvaje en el que nos ha tocado vivir es un lugar mejor.
En definitiva, una novela cuya lectura, gracias al buen hacer del compatriota de la lozana “perdida” Evangeline Lilly, es una experiencia fascinante que consigue atraparnos con una fuerza digna de las garras de esos seres monstruosos llamados Gárgolas.
"Die Liebe ist stark wie der Tod, hart wie die Hölle. Der Tod scheidet die Seele vom Leibe, die Liebe aber scheidet all Dinge von der Seele..."
MEISTER ECKHART
“El amor es tan fuerte como la muerte, tan duro como el Infierno.La muerte separa el Alma del cuerpo,pero el amor lo separa todo del Alma”
MAESTRO ECKHART

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