lunes, 20 de febrero de 2012

El constructor de pirámides, de Santiago Morata.

El constructor de pirámides
de Santiago Morata
Editorial Pàmies.
Madrid, 2011; ISBN: 9788496952881.
384 páginas.


Manuel Cortés Blanco.
Médico y escritor.
http://manuelcortesblanco.blogspot.com


Una de las normas básicas para reseñar un libro es no implicarse emocionalmente con él antes de su lectura. En el caso de “El constructor de pirámides”, mi riesgo de incumplimiento de la misma resulta alto, tanto por ser amigo del autor como por figurar de manera expresa en sus agradecimientos. Por ello, y a fin de liberarla de subjetividades, procederé a su reseña siguiendo un método habitual en mi trabajo como médico epidemiólogo: el metaanálisis.
Un metaanálisis es un estudio basado en la integración de la información obtenida por otros sobre un tema de salud. Pues bien, eso es precisamente lo que voy a hacer: compendiar lo que otros han dicho en la red respecto a esta obra.
Miguel Ángel León Asuero expone en el portal “Anika entre libros” que “El constructor de pirámides” le ha parecido una muy buena novela que cumple con el doble cometido de entretener y enseñar… No se emplean, al menos descaradamente, recursos literarios que le mantengan a uno leyendo con ansiedad o deseando saber qué va a pasar más adelante. Todo lo contrario. Estamos ante una novela serena que se hace leer por sí misma, sin necesidad de trucos ni artificios, pues nos cuenta una historia muy interesante, de una forma muy interesante y con unos personajes muy interesantes… No es una novela que engancha al lector, sino una novela que interesa al lector, aunque el resultado final, que es que se lea con satisfacción, pueda ser común a ambas formas.

En la web “novelahistorica.net” se nos aclara que la novela de Santiago en absoluto se limita a la construcción de las pirámides, sino que narra la forma de vida del Egipto de los faraones Keops y Snefru, ciñéndose a la realidad cuando es posible hacerlo y novelando con maestría cuando las ingentes lagunas que ha dejado la historia así lo aconsejan… Cada capítulo es narrado en primera persona por uno de los personajes, logrando de esta guisa reflejar el carácter de cada uno de ellos e introducirnos de lleno en la novela desde el primer momento… Una novela ágil, divertida, amena y con todos los ingredientes inherentes a una gran historia: intriga, traición, muerte, giros de la trama realmente sorprendentes, conversaciones inteligentes entre los personajes y sobre todo historia. Mucha historia sobre una de los grandes misterios de la antigüedad: la construcción de la gran pirámide de Keops, la única de las siete maravillas del mundo que ha llegado hasta nuestros días.

En el portal “mundohistoria.org” consta que incluso un neófito en esta materia puede llegar a disfrutarla. La narrativa es de lo mejor, y la historia se encuentra muy bien trabajada al igual que bien escogida. Al final del libro encontramos la nota aclaratoria de los personajes ficticios y reales, así como una cronología de la IV dinastía egipcia.

En la web “casadelibrosperdidos.com” puede leerse que Santiago busca, aparte de la representación histórica del momento, la representación psicológica del personaje. Quiere adentrarnos en esa época, quiere que viajemos en el tiempo, y que veamos cómo eran sus personajes, no ya desde el punto de vista histórico, sino desde el punto de vista humano, sus sueños, miedos, temores, alegrías, su carácter...Y la verdad es que consigue que sintamos como ellos.

En el blog “novelas-historicas.blogspot.com” lo dejan también claro: Si quieren viajar al antiguo Egipto no hace falta que cojan un avión ni vean un documental. La mejor manera de visitar la tierra de los faraones y vivir cómo se construyeron las pirámides, de conocer las intrigas palaciegas de la nobleza, los terribles métodos de los sacerdotes, la vida de los trabajadores que levantaron tan monumentales construcciones, de descubrir la sensualidad de las mujeres de aquella época o presenciar las batallas de los soldados egipcios frente a los temibles nubios, es leyendo las páginas de esta novela.

Aun cuando asumo que las referencias y comentarios al respecto son y serán necesariamente más, me permito cerrar este metaanálisis literario con una conclusión de lo más emotiva: “El constructor de pirámides” ha gustado -y mucho- a quien la ha leído. Por eso, liberado ya de subjetividades, comienzo relajado su lectura.

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