Título: El arte de matar dragons
Editorial ALGAIDA,
Año: 2009
ISBN 9788498771855
Un caballero en tierra de dragones
20/10/09
Reseña de José Luís Fernández Gancedo.
En una de mis frecuentes visitas a la Casa del libro – la que va camino de convertirse en mi cuarta casa – emulando a un visitante del Museo de Prado recorrí con mis ojos las estanterías en busca de algo que despertará mi interés.
Quiso el destino que me sintiese atraído por “EL ARTE DE MATAR DRAGONES”, novela esta cuya ilustración de portada es, como no podía ser de otra manera, “San Jorge y el dragón” (Paolo Ucello. 1460, National Gallery de Londres).
En un principio, un servidor - el que siempre disfruto con los espías de John le Carré y los perros de la guerra de Frederick Forsyth – encontró poco glamuroso el nombre Ignacio del Valle, más aún teniendo en cuenta que este no parecía tener el pedigrí de los “clásicos” del thriller literario.
Leído lo leído, de enorme se puede calificar la sorpresa que me he llevado con la quinta novela del paisano de Leopoldo Alas Clarín.
El ovetense Ignacio Del Valle ha hecho de su novela un mecanismo tan preciso como el del reloj de la Catedral de su ciudad natal, y en el que nada sobra, nada falta, merced a un prosa tan poderosa como la espada de San Jorge.
Por orden de Serrano Suñer, en compañía de Arturo Andrade, teniente perteneciente a la Sección de Información del Alto Estado Mayor franquista, nos sumergimos en la búsqueda del retablo “El arte de matar dragones”, uno de los últimos cuadros que los republicanos se llevaron en su huída de España.
Lo que en principio le parece al antihéroe Andrade una misión rutinaria que le puede brindar algo de acción y un puesto más acorde con sus aspiraciones, se convertirá con el trascurso de los hechos algo más complicado y tortuoso pues siguiendo los pasos de la tabla italiana seguirá los pasos de los que fueron vencidos, de los que no fueron vencedores, pero eran demasiado orgullosos para aceptar su derrota.
Del Valle nos cuenta algo más que una historia de polis y ladrones, Del Valle nos lleva a través de 478 páginas a conocer los rincones más oscuros del Alma humana. Rincones en los que moran Demonios y Fantasmas como los que atenazan a Arturo desde el día en el que vio como la arena de la Plaza de toros de Badajoz se teñía de rojo con la sangre de centenares de inocentes que caían acribillados bajo el fuego de las ametralladoras en una Danza de la Muerte orquestada por las tropas golpistas
Caminando por las calles de Madrid junto al “espía” con ínfulas de caballero andante descubriremos un país donde las únicas barrigas que están bien nutridas son las de las ratas y las de los jerifaltes de la atroz dictadura franquista, esa abominación mediante la cual cada día los vencedores se encargaban de recordar a los vencidos su condición.
Como buen caballero Arturo tendrá en el limpiabotas Vicente a su fiel escudero, un escudero cuya triste realidad es menos triste gracias a la magia del cine.
De boca del que fuera combatiente y perdedor de la Guerra del Rif, conocerá la realidad del país en el que viven, ese país gobernado por dragones donde no hay lugar para las reglas de la caballería, y en el que los que se decían buenos por la mañana rezaban a la pureza de Dios y por la noche se entregaban al pecado en brazos de aquellas que cada noche, merced a la pobreza y a la miseria, perdían entre sus piernas trozos de su Alma.
Será en un lupanar frecuentado por hombres de misa diaria, afectos al régimen franquista que llevaba la decencia por bandera, donde Arturo - el que se cree un caballero que combate contra un fiero dragón - descubrirá al “personaje” que no debe faltar en ninguna buena novela de caballería.
Aunque parezca mentira, el germanoparlante Andrade encontrara en la meretriz austriaca Anna - la que le dice “Ich werde rufen als wie wollen Sie”(“Me llamaré como usted quiera”) - a su virginal y delicada dama, a aquella por la cual todo combate y sacrificio esta justificado...
En resumen, una excelente novela capaz de hacer que el lector se emocione y vibre con todos y cada uno de los antihéroes que la pueblan, antihéroes como Arturo Andrade, un muerto en vida, un vencedor que considero pertinente perder su alma para ganar una guerra, y que verá para su desgracia como se hace realidad el proverbio serbio que Madame Margot le dice con el cariño de una madre preocupada por el hijo que nunca tuvo:
“Un abismo llama a otro abismo”
Buen resumen bien escrito. Me interesará leerlo.
ResponderEliminarEl extraño de pelo largo