lunes, 13 de febrero de 2012

Alamut, de Vladimir Bartol

Editorial: El Aleph
Año publicación: 2003 (1938)
Temas: Histórica
El Padrino de “Los novios de la Muerte”
30/10/09

Reseña de José Luís Fernández Gancedo.
Aquellos cuya infancia transcurrió durante la década de los 80, seguramente se acordarán de haber visto en el telediario de TVE a un viejo barbudo conocido mundialmente como Ayatolá Jomeini.

En plena Guerra Fría, conflicto Irán – Irak mediante, aquel hombre consiguió - con permiso de Mahmoud Ahmadinejad “el barbudo más sexy de Oriente Medio” - poner a Irán en el mapa y de paso en el ojo del huracán.


Durante aquellas transmisiones televisivas realizadas por la veterana y excelente corresponsal Rosa Mª Calaf, recuerdo a unos muchachos a pecho descubierto que, enardecidos por las palabras del Ayatolá Jomeini, se golpeaban compulsivamente y mostraban su deseo de morir y matar en nombre de Ala.

Con la reedición de las Cruzadas, gracias a la II Guerra del Golfo, salieron de nuevo a la palestra los fedayin, esos “guerreros de Ala”, que embutidos en trajes blancos y con el rostro enmascarado se dedicaban a realizar ataques suicidas contra las tropas norteamericanas.

Dado que a un servidor siempre le ha gustado estar formado e informado sobre lo que acontece en este mundo salvaje en el que le ha tocado vivir, le falto tiempo para poner en el buscador Google: “novela sobre los fedayin”.

Una vez seleccionado mi objetivo a batir, que no era otro más que la novela Alamut, como si fuera uno de los sioux enrolados en los Shadows Wolves – unidad del Cuerpo de Marines destacada en la actualidad en Afganistán con objeto de localizar y eliminar a Osama Bin Laden – me embarque en cuerpo y alma en una misión que tenía por objetivo la compra de la magna obra del húngaro Vladimir Bartol.

Vive Dios que me costo Dios y ayuda, y horas y horas en librerías digitales, encontrar la mencionada novela, leído lo leído estoy en condiciones de afirmar que bien mereció la pena tal esfuerzo.

ALAMUT, a lo largo de 713 páginas, narra la historia del legendario Hassan Ibn Saba, un anciano líder religioso que paso a la historia con el apodo “El Viejo de la Montaña”, y que desde su inexpugnable fortaleza ubicada en las montañas de Persia dedico todos sus esfuerzos a derribar al Imperio Otomano.

Ante el poderío militar de su enemigo, Seiduna traza un maquiavélico y siniestro plan, plan en el que tendrá una importancia fundamental el uso de una droga extraída del cáñamo indio y que es popularmente conocida como hachas o hachis.

Los jóvenes que integran la tropa liderada por “El Viejo de la Montaña”, gracias al consumo del hachis y a los Paraísos artificiales creados por Seiduna en las entrañas de Alamut, presas del engaño llegarán a la conclusión de que una digna muerte en combate les proporcionará el placer de pasarse la Eternidad en los hermosos jardines del Paraíso en brazos de bellísimas huríes.

Ante tal tesitura los consumidores de hachis, los hashashins (término que dio origen a la palabra asesino) se entregarán a una desenfrenada carrera cuyo único objetivo es convertirse en el más letal de los fedayin.

La novela, a parte de mostrarnos como los jóvenes Ibn Thir, Obeida, Suleiman, Yusuf y muchos otros son entrenados, "manu militari", por el capitán Minutcheher para que se conviertan en fríos y letales matarifes, se adentran en los Jardines de Palacio allí donde las jóvenes Myriam, Sara, Halima, Fátima y Sulaika son “adiestradas” en el arte de la seducción para que, llegado el momento, sepan comportarse como esas huríes por cuyo amor merece la pena ser un asesino, merece la pena entregarse en brazos de la muerte con una sonrisa en los labios.“Necesitamos creyentes que aspiren a la muerte hasta el punto de que no tengan miedo de nada. Literalmente deberán estar enamorados de la muerte. Quiero que corran a ella, que la busquen, que la supliquen que se apiade de ellos, como lo haría con una virgen dura y poca generosa” (Hassan Ibn Saba “El Viejo de la Montaña”, dixit)

En fin una novela deliciosa a la par que estremecedora en la que se demuestra claramente como aquellos lideres, aquellos descerebrados que se rigen como Mesías, no tienen ningún empacho en utilizar y destrozar, llegado el momento, a aquellos que creen en sus palabras, a aquellos que presas de un fanatismo extremo se creen sin ningún tipo de análisis critico las soflamas de sus lideres, ya sean estas religiosas, racistas o independentistas...

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