Autor: ENRIQUE VILA-MATAS
Editorial: ANAGRAMA
Páginas: 179
ISBN: 8433924494
Reseña de Damián Montes.
Le quedó muy sutil este título a Enrique Vila-Matas. Quizás debería haberlo llamado Bartleby y los que ya no tuvieron cojones de volver a escribir; pero, claro, ese título era muy largo y menos comercial. Se podría haber quedado en el oscuro baúl del olvido sin que ninguna editorial hubiese querido arriesgarse a publicarlo. Es lo que hay. A pesar de ello, el autor consiguió romper la barrera de los convencionalismos proponiendo un tipo de literatura y unos intereses que se sitúan bastante al margen de la dinámica del mercado. Es precisamente su rareza lo que le dio el éxito, y lo que llama la atención: ¿Es una novela? ¿Un ensayo? ¿Las dos cosas a la vez? ¿Un texto solamente atribuible a un género que ni siquiera existe, que está aún por inventar? ¿Una simple agrupación de breves apuntes de algún becario que estudia Teoría de la Literatura?
Esta es una de esas obras en las que desaparece la frontera entre lo real y lo imaginario, compartiendo así el mismo espacio la realidad y la ficción, debido a esa indagación entre vida y escritura. Y es que resulta que está construida a partir de notas, de numerosos apuntes inspirados por esos autores que, por uno u otro motivo, pueden ser integrados en el grupo de los escritores que ya no tuvieron cojones de volver a escribir. El gallinero de la renuncia, una manada de desertores, de literatos a los que han conseguido callarles la boca, a los que han logrado enmudecer.
Como diría el filósofo Wittgenstein: «El lenguaje moldea nuestro pensamiento y no puede haber ningún pensamiento sin lenguaje». Intentaré explicarme sin hacerlo bien: El lenguaje —en este caso literario— crea la verdad; una verdad entendida como cuestión de perspectiva o contexto más que como algo universal. Es por eso que en esto que digo llevo toda la razón, no por ser de cartapacio, sino únicamente por decirlo.
«“De lo que no se puede hablar, hay que callar”, dijo Wittgenstein. Es evidente que es una frase que merece un lugar de honor en la historia del No, pero no sé si ese lugar no es el del ridículo. Porque, como dice Maurice Blanchot, “el demasiado célebre y machacado precepto de Wittgenstein indica efectivamente que, puesto que enunciándolo ha podido imponerse silencio a sí mismo, para callarse hay, en definitiva, que hablar. Pero ¿con palabras de qué clase?” Si Blanchot hubiera sabido español habría podido decir simplemente que para semejante viaje no hacían falta tantas alforjas.» (nota 63)
Hablar o callar puede resultar una gilipollez si tenemos en cuenta que realmente no podemos asegurarnos el acceso a la realidad, sino solamente a lo que nos parece: Ese matalotaje de perspectivas heterogéneas que de cada persona se podría sacar. Esto nos lleva a la desembocadura del lenguaje como ficción discursiva, donde se cuestionan cosas que ni siquiera son cuestionables; se podría decir que endilgando así furtivamente ideologías, para revisar los valores de la literatura en particular y la cultura en general.
Vila-Matas ficcionaliza por tanto, con este libro, la historia misma de la literatura, renovando y negando a la vez esos géneros literarios de la autobiografía y el diario íntimo, haciéndonos ver —con este, su arte— esa crisis real del concepto clásico de literatura, y concretamente en su obra Bartleby y compañía, ese tipo de escritura que tematiza la imposibilidad de la escritura o renuncia a ella, en sus últimas consecuencias; un tema básico de nuestro tiempo. Así lo podemos apreciar en frases como la de: «Pero hay otro caso más extraño, escribe Borges, otro caso más admirable: el de aquel hombre que, en posesión ilimitada de una maestría, desdeña su ejercicio y prefiere la inacción, el silencio.» de la nota 32; o la de: «A veces se abandona la escritura porque uno simplemente cae en un estado de locura del que ya no se recupera nunca.» de la nota 5.
http://lecturas-aparte.blogspot.com/2011/10/bartleby-y-compania-enrique-vila-matas.html
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