Autor: Leopoldo Alas Clarín.
Reseña escrita por Fernando Pineda
En una ciudad de provincia, Vetusta, pasa sus días y sus noches Ana Ozores. De familia noble, su época de bonanza había quedado atrás. Casada con Don Víctor Quintanar, regente de la Audiencia, de allí sobrevenía el nombre, la Regenta.
Ana se casó con Don Víctor, lo amaba poco y su matrimonio resultó de conveniencia. Bastante más joven que su marido, siempre le unió a aquel hombre más un sentimiento de amistad y gratitud que de amor marital, su vida se sucede entre la soledad y el hastío. Ana es una mujer huraña, carga con la frustración por no poder convertirse en madre y ambicionar encontrarse en la vida con algo mejor y desconocido. Así las cosas, la religión se transforma en la única válvula de escape dentro de la ciudad.
Después de conocer a Don Fermín de Pas, Magistral de la catedral, este se convierte en su confesor. Ana se siente seducida y experimenta una gran admiración por él. Pero la religión no le resulta suficiente. Con el tiempo, conoce a Don Álvaro Misael Don Juan de Vetusta, quien pronto se enamora de la Regenta; ella desde que lo conoce ya no se siente tan triste. El Magistral no disimula sus celos, sin embargo, Ana y Álvaro se convierten en amantes. El Magistral se acuesta con Petra, la criada de Ana, a la que le ordena que espíe a Ana con la promesa de convertirla en su nueva criada. Petra, un día, le cuenta que ha sido testigo de alguna vez cuando Ana se acuesta con Don Álvaro, quien trepa por el balcón de la habitación de la Regenta, mas de una noche. Es entonces cuando
El Magistral trama un plan. Le solicita a Petra que adelante una hora el reloj de Don Víctor, el marido de Ana. Éste observa a Don Álvaro saltar del balcón de su mujer. Cuando finalmente, Don Álvaro obtiene el amor de Ana, su amor es desenmascarado y la reputación de la regenta se arruina, por completo. La ciudad le da la espalda y su marido Don Víctor se ve obligado a retarse a muerte con el amante de su esposa Don Álvaro. En este duelo muere Don Víctor , después Mesías huye y Ana queda completamente abandonada a su suerte. Incluso el sacerdote la rechaza cuando le ruega clemencia..Cae enferma durante un mes. El Magistral le echa una mirada con su mejor expresión de asesino. Ana siente miedo y cae desmayada, y el hombre se marcha dejándola tirada en el suelo. Celedonio, al encontrarse a la Regenta desvanecida, la besó en los labios y ésta sintió que la besaba un frío y repulsivo sapo. :El tema medular de la novela es el del adulterio de Ana Ozores.
El desarrollo de este tema se hace escrupulosamente a lo largo de toda la obra mediante la confrontación de las costumbres, la historia y el cuadro de valores morales de una ciudad imaginaria. La novela nos presenta a una sociedad sumamente estructurada. Este dato le sirve al lector para imaginar cómo sería la sociedad de la época, con el alto clero siempre vinculado con la aristocracia. La Regenta nos brinda un esmerado retrato de la época de la Restauración. Al mismo tiempo nos ayuda a recordar cómo era la situación política de entonces , con la alternancia en el poder de liberales y progresistas Las componendas que se llevaban adelante en las elecciones, con la compra de votos y voluntades por los caudillos locales, la clase media apenas asoma y el pueblo llano, trabajador y asalariado, casi inexistente, se ve sólo efímeramente.. La Regenta es una pintura de la España de la Restauración. Clarín crea en su novela un microcosmos ciertamente singular,
Vetusta, por el que se mueven nada menos que ciento cincuenta personajes a los que aplica el bisturí con mano diestra, dejándolos al desnudo para que el lector pueda verlo como si lo viera a través de rayos equis Aunque el ambiente de la Restauración sea el entorno preciso en el que se desenvuelve la historia de Ana Ozores, no estamos ante una novela histórica Las referencias a los sucesos políticos de esos tres años en los que se desarrolla la trama brillan por su ausencia. No era esa el propósito del autor: el marco histórico y social se da por sobreentendido. Leopoldo Alas escoge una técnica de distanciamiento más afín con sus propósitos; por eso, la acción se desarrolla en Vetusta y no en Oviedo, aunque el lector que conoce Oviedo no deje de reconocer cada uno de los escondrijos de la pintura de Vetusta como una réplica de esta ciudad.
La obra de Clarin es fundamentalmente una novela psicológica cuyos personajes, tanto protagónicos como secundarios, dejan al desnudo su alma no sólo ante el lector sino ante sí mismos. El marco histórico y social está latente porque en otras circunstancias, en otra sociedad, hubieran sido totalmente opuestos a como realmente son. Es suficiente. Solo excepcionalmente y rara vez encontramos la voz del narrador dirigiéndose al lector. No estamos, ciertamente, -y tampoco-ante una novela de tesis. El autor no intenta esbozar a través del relato ninguna opinión particular. “La Regenta” de Leopoldo Alas Clarin es una novela integral, un mosaico en el que los personajes exhiben cada uno su particular reflexión sin que en ningún momento surja la ideología del autor.
Ana se casó con Don Víctor, lo amaba poco y su matrimonio resultó de conveniencia. Bastante más joven que su marido, siempre le unió a aquel hombre más un sentimiento de amistad y gratitud que de amor marital, su vida se sucede entre la soledad y el hastío. Ana es una mujer huraña, carga con la frustración por no poder convertirse en madre y ambicionar encontrarse en la vida con algo mejor y desconocido. Así las cosas, la religión se transforma en la única válvula de escape dentro de la ciudad.
Después de conocer a Don Fermín de Pas, Magistral de la catedral, este se convierte en su confesor. Ana se siente seducida y experimenta una gran admiración por él. Pero la religión no le resulta suficiente. Con el tiempo, conoce a Don Álvaro Misael Don Juan de Vetusta, quien pronto se enamora de la Regenta; ella desde que lo conoce ya no se siente tan triste. El Magistral no disimula sus celos, sin embargo, Ana y Álvaro se convierten en amantes. El Magistral se acuesta con Petra, la criada de Ana, a la que le ordena que espíe a Ana con la promesa de convertirla en su nueva criada. Petra, un día, le cuenta que ha sido testigo de alguna vez cuando Ana se acuesta con Don Álvaro, quien trepa por el balcón de la habitación de la Regenta, mas de una noche. Es entonces cuando
El Magistral trama un plan. Le solicita a Petra que adelante una hora el reloj de Don Víctor, el marido de Ana. Éste observa a Don Álvaro saltar del balcón de su mujer. Cuando finalmente, Don Álvaro obtiene el amor de Ana, su amor es desenmascarado y la reputación de la regenta se arruina, por completo. La ciudad le da la espalda y su marido Don Víctor se ve obligado a retarse a muerte con el amante de su esposa Don Álvaro. En este duelo muere Don Víctor , después Mesías huye y Ana queda completamente abandonada a su suerte. Incluso el sacerdote la rechaza cuando le ruega clemencia..Cae enferma durante un mes. El Magistral le echa una mirada con su mejor expresión de asesino. Ana siente miedo y cae desmayada, y el hombre se marcha dejándola tirada en el suelo. Celedonio, al encontrarse a la Regenta desvanecida, la besó en los labios y ésta sintió que la besaba un frío y repulsivo sapo. :El tema medular de la novela es el del adulterio de Ana Ozores.
El desarrollo de este tema se hace escrupulosamente a lo largo de toda la obra mediante la confrontación de las costumbres, la historia y el cuadro de valores morales de una ciudad imaginaria. La novela nos presenta a una sociedad sumamente estructurada. Este dato le sirve al lector para imaginar cómo sería la sociedad de la época, con el alto clero siempre vinculado con la aristocracia. La Regenta nos brinda un esmerado retrato de la época de la Restauración. Al mismo tiempo nos ayuda a recordar cómo era la situación política de entonces , con la alternancia en el poder de liberales y progresistas Las componendas que se llevaban adelante en las elecciones, con la compra de votos y voluntades por los caudillos locales, la clase media apenas asoma y el pueblo llano, trabajador y asalariado, casi inexistente, se ve sólo efímeramente.. La Regenta es una pintura de la España de la Restauración. Clarín crea en su novela un microcosmos ciertamente singular,
Vetusta, por el que se mueven nada menos que ciento cincuenta personajes a los que aplica el bisturí con mano diestra, dejándolos al desnudo para que el lector pueda verlo como si lo viera a través de rayos equis Aunque el ambiente de la Restauración sea el entorno preciso en el que se desenvuelve la historia de Ana Ozores, no estamos ante una novela histórica Las referencias a los sucesos políticos de esos tres años en los que se desarrolla la trama brillan por su ausencia. No era esa el propósito del autor: el marco histórico y social se da por sobreentendido. Leopoldo Alas escoge una técnica de distanciamiento más afín con sus propósitos; por eso, la acción se desarrolla en Vetusta y no en Oviedo, aunque el lector que conoce Oviedo no deje de reconocer cada uno de los escondrijos de la pintura de Vetusta como una réplica de esta ciudad.
La obra de Clarin es fundamentalmente una novela psicológica cuyos personajes, tanto protagónicos como secundarios, dejan al desnudo su alma no sólo ante el lector sino ante sí mismos. El marco histórico y social está latente porque en otras circunstancias, en otra sociedad, hubieran sido totalmente opuestos a como realmente son. Es suficiente. Solo excepcionalmente y rara vez encontramos la voz del narrador dirigiéndose al lector. No estamos, ciertamente, -y tampoco-ante una novela de tesis. El autor no intenta esbozar a través del relato ninguna opinión particular. “La Regenta” de Leopoldo Alas Clarin es una novela integral, un mosaico en el que los personajes exhiben cada uno su particular reflexión sin que en ningún momento surja la ideología del autor.
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