miércoles, 9 de noviembre de 2011

Relato corto: Asesino de temporada.

ASESINO DE TEMPORADA

Vivo sola en una masía a las afueras de La Selva, un pueblecito de Tarragona. Pierdo la memoria constantemente, dicen que tengo Alzheimer. Lo dudo, porque recuerdo el nombre de la enfermedad, pero no consigo recordar que hago aquí sentada en el porche tomando la fresca. Debe ser muy tarde sin embargo creo que he estado todo el día ahí fuera, mirando cómo se iba mi joven invitado. Llegó ayer por la noche, o eso creo. Tenía cara de cansado y su camisa exigía un buen enjabonado y planchado.
Era uno de esos emigrantes de color que vienen con lo puesto en busca de trabajo. Espero que lo encuentre, me partió el alma cuando me dijo que dejó en su país a dos criaturas de menos de cinco años.
Le comenté que ha llegado a tiempo porque es época de recoger las avellanas. Le he dado alguna dirección, que diga que va de parte de la Herminia, seguro que alguien lo contrata hasta el final de la temporada.
Siempre es agradable poder conversar con una persona joven, me mantiene viva. Mis hijos apenas vienen para verme. El pequeño se fue a recorrer el mundo, de eso hace ya mucho y no he vuelto a saber nada de él. Creo que mi hija vive en Madrid, se casó con un médico, o eso decía ser, aunque yo nunca le creí, soy vieja y desmemoriada, pero no tonta, sus manos encallecidas no podían ser de médico. Lo raro es que desde que me discutí con él, mi hija dejó de llamarme.
He encontrado un mensaje en el teléfono de ese señor calvo de la policía. Es muy rico, me recuerda a Andrés, mi hijo, el siempre iba con la cabeza afeitada, como ese señor. Dice que ha estado en casa para hablar conmigo y que no me ha encontrado. Debe chochear más que yo, porque he estado todo el día en el porche sin moverme.
Seguro que se ha perdido como la última vez y se ha confundido de masía. Viene de tanto en tanto para interesarse por mí, como sabe que vivo sola, el hombre se preocupa.
Estoy rendida, así que creo que voy a acostarme temprano.
Este viejo transistor a pilas es mi única compañía. Me gusta escuchar música de mi época, aunque siempre la interrumpen dando noticias de desaparecidos, robos y más fechorías. El mundo anda revuelto. Ahora parece que han encontrado el cuerpo de un joven senegalés, creo que han dicho, aunque yo no sé que significa eso. Dios lo tenga en su gloria.
No es el primer cadáver que encuentran por estos parajes. Las noticias hablan de un asesino en serie. Todos los cuerpos encontrados aparecen con la ropa limpia y recién planchada, como si a la gente no le gustara ir limpia.  
—Señora ¿Tiene mi camisa planchada? —escucho a mi espalda.
Mi giro y encuentro un chico de color sonriéndome, que despistada soy, ha llegado esta misma tarde y ni siquiera me acordaba de él. Me giro y del armario saco su camisa blanca, bien lavada y recién planchada. Huele a lavanda. Él la toma y me lo agradece con la mirada.
Otro joven buscando empleo, ¡pobre!, espero que lo encuentre pronto, y no se encuentre con ese asesino del que hablan las noticias.

2 comentarios:

  1. Este RELATO es MAGNIFICO y hace TRANSPIRAR de tristeza y miedo desde la primera línea !
    Me recuerda un cuento de Julio CORTAZAR: LA CONTINUIDAD DE LOS PARQUES.
    El tema es diferente pero la AUTORA de este RELATO maneja el suspenso tan bien como CORTAZAR.
    Me gusta EL CUENTO narrado en primera (e indefensa persona), la denuncia hacia los hijos que nunca están, la capacidad de observación de la mujer que se pregunta si tendrá o no Alzheimer, y a quien su MEMORIA DESPROTEGIDA la deja frente al ASESINO.
    Un relato ESPECIAL, sin más golpes bajos que la vejez, el abandono, el ALZHEIMER, la violencia en todo el mundo y la soledad de una madre enferma.
    Quizás el peor ASESINO sea la familia que la abandona, triste y fragrante el final, muy LOGRADO !
    Felicito a la autora por TAN DESPOJADO pero EXQUISITO CUENTO POLICIAL, muy aggiornado a la realidad española y del munto entero ¿ o no?

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por leerme, y por tus palabras. Me alegra que te guste.
    Saludos
    Amando Lacueva

    ResponderEliminar