lunes, 10 de octubre de 2011

Soldados de Salamina, de Javier Cercas

SOLDADOS DE SALAMINA

JAVIER CERCAS

Tusquets Editores
Nº páginas: 216 pags
Lengua: Castellano
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
ISBN: 9788483835012
Nº Edición:1ª
Año de edición:2007   
Reseña de Francisco J. Portela      

Esta es una de las raras excepciones en las que vi la película primero y después me decidí a leer el libro y la verdad es que no me arrepiento. La película, adaptada al cine por David Trueba, en el año 2003, me impresionó mucho y, por lo que leo en las críticas de cine, sigue teniendo gran éxito en taquilla. No me extraña.

¿Por qué el título de Soldados de Salamina?. El periodista que va relatando la obra, nos cuenta que mantuvo una entrevista con Rafael Sánchez Ferlosio, hijo de Sánchez Mazas, pero hasta el momento en que tocaron el tema de su padre, había contestado con vaguedades, pues en una de ellas se le preguntó por la diferencia entre personajes de carácter y personajes de destino y el entrevistado se salió con las causas de la derrota de los persas en la Batalla de Salamina. 

Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) es escritor y traductor. Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Autónoma de Barcelona y más tarde se doctoró. Hoy día es profesor de literatura española en la Universidad de Gerona. A parte del gran éxito cosechado por esta sensacional novela su carrera como escritor la empezó con un libro de cuentos, siendo el último de ellos, El móvil, el que da título al mismo. Es autor de La velocidad de la luz, sobre la guerra del Vietnam. En su última obra, Anatomía de un instante, analiza la figura de Adolfo Suárez, partiendo del fallido golpe de Estado de 23 de febrero de 1981 (Premio Nacional de Narrativa de 2010). Se suele encuadrarle en la llamada generación posmodernista, acompañando a escritores como Juan Benet o Arturo Pérez-Reverte.

“Sánchez Mazas supo urdir una violenta poesía patriótica de sacrificio y yugos y flechas y gritos de rigor que inflamó la imaginación de centenares de miles de jóvenes y acabó mandándolos al matadero, es más responsable de la victoria de las armas franquistas que todas las ineptas maniobras militares de aquel general decimonónico que fue Francisco Franco”.

Soldados de Salamina es una novela dividida en tres partes: Los amigos del bosque, Soldados de Salamina y Cita en Stockton. Todo empieza cuando al narrador le proponen que escriba para el periódico en el que trabaja un artículo sobre Antonio Machado, que se exilió a Francia, donde poco después moriría en Colliure. Se cumplían sesenta años del final de la guerra civil y el periodista se acuerda de la simetría de ese hecho con el fallido fusilamiento de Sánchez Mazas, que tuvo lugar más o menos en los días en que fallece Machado, pero en este lado de la frontera española. Ese extraño paralelismo enriquecería más el artículo.

Sánchez Mazas es el eje central de la novela. Estaba preso en Barcelona, en el monasterio del Collell y escapa de un fusilamiento colectivo. La guerra civil estaba llegando a su fin. El ejército nacional se acercaba a Cataluña y el republicano estaba en plena retirada. A pesar de la barbarie que suponen, sobre todo, las guerras civiles, siempre hay algún hecho, aunque sea uno solo, que muestra el lado humano de la misma, pues uno se pone a pensar qué pasaría por la cabeza del miliciano Miralles que encuentra a Sánchez Mazas, le apunta con su fusil pero, por alguna causa, decide no delatarlo.

El periodista, tras el éxito de su artículo, se va interesando más por la figura de uno de los fundadores de Falange, Rafael Sánchez Mazas, y va  reuniendo toda la información que le facilitan. Es la parte más periodística de la novela. Al ver la documentación que va acumulando le ronda cada vez más la idea de escribir un relato real, como él quiere que le llamen, sobre el falangista. La segunda parte es prácticamente biográfica, toda ella gira en torno al Sánchez Mazas político y escritor. Pero  Cercas no está contento con lo que tiene. Le falta algo y de nuevo está a punto de desistir. Sin embargo, un encuentro con el periodista chileno Javier Bolaños, le anima a seguir escribiendo. Tenía que encontrar la pieza que completaba el rompecabezas, Miralles, el miliciano, el héroe desconocido, que le había perdonado la vida a Sánchez Mazas. “Personas decentes hay muchas: son las que saben decir no a tiempo; héroes en cambio hay muy pocos. Creo que en el comportamiento de un héroe hay casi siempre algo ciego, irracional, instintivo, algo que está en su naturaleza y a lo que no puede escapar. No actúan por compasión o por vete a saber que buen sentimiento actúan por una especie de instinto ciego que lo supera”

Aunque se nos presente a Soldados de Salamina como un relato real, llega algún momento del mismo en que no sabemos distinguir cuál es la parte verídica y cuál es ficción. Tal como nos narra los acontecimientos, las descripciones que hace, los personajes, consigue confundir al lector. Y si no hubiese esa confusión no sería una novela en sí, sería un trabajo periodístico más.

Es una obra escrita con un lenguaje muy asequible, de nuestro tiempo, al ser Cercas el personaje-protagonista-narrador. Los diálogos le dan agilidad a la narración, aunque casi brillan por su ausencia en la segunda parte, que es más descriptiva, más narrativa, por lo que se ralentiza su ritmo. Pero con sus diálogos el autor nos introduce de pleno en la novela, nos engancha y su lectura pasa volando. No son diálogos tediosos, son entretenidos y amenos.

 Lo que menos me gusta de esta novela es la presencia de Conchi, es la novia  pitonisa de Cercas. Ella es vulgar, estrafalaria y malhablada, y me imagino que con su presencia pretende darle algo de morbo a la obra, como si quisiera aliviar la seriedad de la novela, darle un tono más liberal, quizá demasiado liberal, aunque creo que habría que preguntarle al autor el motivo de la aparición de este singular personaje. Al historiador Miquel Aguirre tampoco lo deja en buen lugar, para ser la persona que más le ayudó en sus labores de investigación, pues nos lo presenta como una persona excéntrica y de pocos modales durante la comida que mantienen en el restaurante.
Mario Vargas Llosa dice de esta obra que “merecería tener innumerables lectores, en esta época en que se ha puesto de moda la literatura ligera, llamada de entretenimiento, porque así aquéllos comprobarían que la literatura seria, la que se atreve a encarar los grandes temas y rehúye la facilidad, no tiene nada de aburrida, y, al contrario, es capaz también de encandilar a sus lectores, además de afectarlos de otras maneras”. Y parece que ha acertado porque ya van publicadas treinta ediciones y ha sido traducida a veinte idiomas.

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