Cumbres Borrascosas
Autora Emily Brontë
Reseña escrita por Fernando Pineda
No debía resultar nada cómodo ser mujer y escritora en la medrosa Inglaterra victoriana, impregnada de rigurosas convenciones sociales y en la que la apariencia jugaba un papel tan preponderante. Seguramente, la literatura era tenida en cuenta como un trabajo esencialmente de hombres, poco aconsejable para mujeres virtuosas. Tal vez, por ésta razón, las hermanas Brontë, a pesar de su incuestionable talento, se vieron obligadas a hacer trascender sus obras bajo seudónimos masculinos. En tal sentido, el mérito mas resonante debe adjudicársele a Charlotte, la autora de ‘Jane Eyre’, ella fue quién abrió el surco para que las otras dos también descollaran…
.En el momento de publicarse “Cumbres borrascosas’, la crítica especuló que era obra de ésta y no de su hermana Emily. En realidad, hasta no hacía mucho, pocos sabían que Emily Brontë (Thornton, Yorkshire, 1818-1848) escribiera. Un buen día, su hermana encontró unos poemas de su autoría que la sorprendieron agradablemente, por lo que resolvió publicar un volumen con las poesías de las tres. Sin duda, las de Emily eran las mejores. Sus interminables desvelos esperando a su hermano Branwell, que solía llegar muchas veces ebrio, le permitieron adiestrarse en el manejo cada vez más hábil de las letras. Fue así que por todo ello, la publicación de ‘Cumbres borrascosas’ en 1847 se convirtió en una sorpresa para todos, su novedosa estructura de la narración, en principio, no tuvo la buena recepción que muchos esperaban .La narración no es sencilla; es compleja, pues de la historia principal van desprendiéndose otras que detallan la vida que sigue cada personaje.
.No por nada a Cumbres borrascosas se la comparó mas de una vez con las famosas ‘Matryoshkas’, las muñecas rusas que, después de abrirlas, contienen otra dentro y así sucesivamente. La obra de Emily Bontè no es otra cosa que una novela romántica y trágica. Todo comienza cundo el niño Heathcliff es acogido por los Earnshaw, tomado en adopción .No tardara mucho en trabar una relación singularmente especial con una de las hijas de éstos, Catherine, que, con el paso del tiempo (poco tiempo), se convertirá en amor. Pero el muchacho nada tiene que ofrecerle a la muchacha, por lo que la joven se enamora del hijo de sus vecinos, Edgar Linton, magistrado en la zona, y pronto contrajeron matrimonio. A su vez, Heathcliff, que prospero rápidamente se casará con la hermana de Edgar. Ambos matrimonios tienen descendencia: los primeros, una niña a la que llamaron Cathy aunque durante el alumbramiento morirá Catherine; y, los segundos, un muchacho; con el paso del tiempo, estos dos jóvenes hijos de cada matrimonio acabarán casándose, aunque el señorito Lindon fallece pronto. También Heathcliff ha muerto -según se corre la voz, hechizado por el espíritu de Catherine-.
.Pero la historia no acaba ahí. La trama de Cumbres borrascosas, se trata, por tanto, de lo que la crítica denomina una ‘novela río’, es decir, la narración de la historia de una familia –en este caso, de dos que se entrelazan a lo largo de tiempo y de varias generaciones. Más allá de todo, es una obra trágica y exaltada, una complicada tragedia que se encumbra en los lugares mas resonantes de la literatura inglesa y una obra maestra de las letras universales. “Cumbres borrascosas” no es algo ignorado para casi nadie, la gran obra literaria de la autora inglesa Emily Brontë ha sido adaptada tanto en el cine,como en el teatro y en la televisión, por lo que hasta los que frecuentan la literatura, conocen sin duda, los personajes sorprendentes de Catherine y Heathcliff. Una historia de amor abrumado e inalcanzable no por deseo de los amantes, sino por las convenciones sociales, es el mejor condimento de un argumento para entretener a muchos.
.En aquel 1847 cuando comenzaban a evidenciarse los conservadores auspicios de la época victoriana, se publica la obra de la Brontë donde el romance se volviò violento, los excesos de ese amor frustrado que sienten los amantes los conduce a sentirse violentos, impíos, masoquistas por momentos sádicos por otros, invariablemente perturbados y casi a punto de enloquecerse No es que Cumbres borrascosas sea una historia de locura, para nada es eso. Acaso el amor ¿no tiene tantísimas veces momentos excelsos de locura?
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