viernes, 19 de noviembre de 2010

Viejas historias y cuentos completos, de Miguel Delibes

Palencia: Ed. Menoscuarto,   
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788493465384   
Nº Edición:1ª   
Año de edición:2006

Reseña de José M. Martínez



Este volumen es también de necesaria lectura para todo seguidor de la buena literatura, y en especial de la narrativa breve contemporánea. Y sobre todo es un libro que se disfruta. Se disfrutan las historias, todas llenas de humanidad, de normalidad verosímil, sin necesidad de personajes ni situaciones extremas. A Delibes, como a otros grandes escritores, eso no le hace falta. La vida ordinaria, la intrahistoria de Unamuno, es lo suficientemente rica para proveer de material y situaciones con los que fabricar unos relatos entretenidos y llenos de verdad literaria. Por ellos discurren los mundos y referentes habituales de Delibes: la vida rural castellana, esos niños a los que el mundo adulto no acaba de entender... las clases medias y pobres con sus luchas, sus miserias y sus ilusiones truncadas. Y se disfruta también el lenguaje, pleno de hallazgos felices, con un vocabulario amplísimo, con palabras únicas que parecen hechas para la frase en que aparecen, muy escueto en retoricismos. Y se disfruta también esa hábil naturalidad con que Delibes usa diferentes técnicas y voces narrativas, o combina monólogos, diálogos y descripciones. 

     Quizá por razones biográficas (me crié en un área muy cercana a la de Delibes), los relatos que más me han llenado han sido los ambientados en la vida rural. En ellos la naturaleza parece llenar de vida a personajes y narrador y disminuir esa sensación de melancolía, tristeza o impotencia que les invade frente a un destino más bien trágico. Confieso que me he saltado casi todo el texto de "Los raíles" por tratarse de unos apuntes de una novela que se quedó a medio hacer. "La mortaja"  es uno de los cuentos necesarios del volumen, de hecho el que más le agradaba a su autor. Pero también me han llenado especialmente "El conejo"  y "Los nogales", quizá  por razones biográficas. La única pega, me parece, es que a los personajes y al narrador les cuesta demasiado reír o sonreír, y es que, en el mejor sentido de la expresión, para Delibes 'la sombra del ciprés es alargada". Muy útil también para ampliar el vocabulario, también porque los cuentos ambientados en la vida rural habrá que leerlos con un diccionario a mano. 

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