Encuentro con un extraño, de Julián Melero

Encuentro con un extraño

Reseña de Manuel Cara Tinto

¿A quién no le gustaría poder tener una experiencia que sobrepase la normal y aburrida y monótona rutina, que le confunda a uno tanto que llegue a pensar cualquier cosa que se le diga, que niegue al principio esa realidad para terminar entendiendo la posibilidad de comprender un futuro hecho, que pudiera ser o no, o que incluso ¿fue ya?.

Tantas veces fallamos en nuestras vidas, en nuestras rutinas, en lo que creemos como cierto, como inmutable, nos decimos que nunca más cambiará sin comprender que ya cambió y ni percibimos el cambio.

Cuantas veces el comprender algo se hace pesado e intragable, pero necesario, muy necesario, por que sin ello a duras penas nunca entenderíamos nada, nunca podríamos decir que desconocemos algo que ya conocíamos, sobre todo cuando en realidad lo conocíamos.

La realidad de uno se complica cuando un tercero comprende mejor lo de uno que uno mismo, muchas veces necesario para comprender lo hecho y dicho sin la justificación de uno mismo, sin nuestro propio punto de vista, sin saber lo que pasó en realidad en sí, que es como fue, como pasó, sin que nadie tome partido individualmente o en conjunto.

Comprender, escuchar, entender, palabras fáciles que cualquiera comprende como, respeto, amor, sinceridad, acuerdo... Y más palabras que todos pensamos que comprendemos, pero que hacen que a la hora de la verdad, por lo que hacemos, que todo se reduzca a que el encuentro con un extraño resulte ser el encuentro con uno mismo.

En cuanto a la palabra "Dios", para algunos puede ser Diosa, pero para otros es Dios, para unos tiene un nombre, para otros no se puede pronunciar, para éstos cada ser vivo representa una divinidad, para aquellos, es energía, para esos es nada, o todo y podría continuar, pero como ejemplo de definición de una palabra vale.

Hay más miles de millones de maneras de interpretar esta palabra así que por supuesto, escoja cada uno la suya.