lunes, 26 de abril de 2010

La metamorfosis, de Franz Kafk


Encuadernación: Tapa blanda bolsillo

ISBN: 9788446030757

Número de edición: 1ª

Año edición: 2009

Plaza Edición, Madrid

Reseña de José María Ariño Colás



La lectura de La metamorfosis de Kafka me ha sumergido en un mundo delirante, inverosímil y absurdo. Este escritor checo en lengua alemana, nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, plasma en esta breve novela sus propias inquietudes y angustias personales y, al mismo tiempo, nos invita a reflexionar sobre la vida, el paso del tiempo, las relaciones familiares y el agobio cotidiano del entorno laboral.
La novela comienza con una escena inquietante: la transformación en escarabajo del viajante de comercio Gregorio Samsa. A partir de esta pesadilla inicial, los acontecimientos se van sucediendo sin pausa, con un tempo narrativo pausado y con unas oportunas reflexiones sobre la existencia humana y el entorno social.
Cuando Kafka comienza a escribir la novela en 1912, plasma en sus páginas una serie de premoniciones que, lamentablemente se convertirían después en cruda realidad: la hegemonía aplastante de las burocracias, el avance del militarismo y sus ideologías, la apoteosis de la máquina, la dictadura del miedo,… Por eso su obra – al igual que El proceso o El castillo – contiene un saludable trasfondo de rebeldía contra todo y contra todos.
Pero La metamorfosis es algo más que una novela renovadora de principios del siglo XX. Franz Kafka nos ha regalado una inquietante alegoría, una magistral metáfora de la vida humana. El valor y la originalidad de la obra residen precisamente en reducir al absurdo un enntorno cotidiano vulgar, rutinario e intrascendente. Por eso, lo que nos interesa de esta gran novela no es esa trama más o menos inquietante. Lo que nos importa son las reflexiones que intercala la mente lúcida del protagonista – un alter ego del propio autor – y el mundo onírico que se va perfilando a medida que se acerca un final prácticamente anunciado.
No podemos dejar de lado la crítica más o menos velada a la figura del padre, ese padre autoritario, distante y deshumanizado. También es un aspecto relevante la crítica al mundo del comercio y de los viajes – me recuerda en algún momento Muerte de un viajante de Arthur Miller – y el rechazo de todo lo que suponga una existencia reglada, metódica y rutinaria.
Se trata, en definitiva, de una novela original e innovadora que abrió el camino a otros grandes narradores del siglo XX y que supuso un impulso esencial para romper con la novela realista decimonónica y construir un relato secuenciado, cinematográfico, vanguardista y preñado de sugerencias y premoniciones.

2 comentarios:

  1. Muy buena lectura, ademas de inquietante y a veces, algo terrorifica...

    ResponderEliminar
  2. ziza una buena letura paq cule parla

    ResponderEliminar