No creo que haya nadie que haya tratado la desesperación con tanta libertad, alegría y esperanza. En fase terminal de sida y desde el exilio, este escritor cubano acabó su autobiografía en Nueva York en la más absoluta miseria, pero su eterna riqueza reside en haber dado el testimonio anticastrista de todo aquello que no llega a los ojos del mundo, silenciado eternamente por las maniobras del poder totalitario. Fue perseguido durante toda su vida por ser escritor y homosexual, crímen abominable, parece que hablemos de hace siglos y hay que recordar que hace apenas un siglo Federico García Lorca fue ejecutado por lo mismo en nuestro país. Reinaldo Arenas fue Encarcelado, vejado y torturado psicológicamente en las peores cárceles de Cuba, aún así se las arreglaba para editar obras en el extranjero, sacando de la cárcel sus manuscritos dentro de los esfínteres de transexuales que hacían de correo y ayudado por una red de amigos que operaban a la sombra del comunismo. En sus mismas palabras “la diferencia entre un país comunista y un país capitalista reside en que en el país comunista cuando te dan una patada en el culo tienes que aplaudir, en el capitalista puedes gritar”. Su vida fue un mérito constante, una odisea total, el único consuelo de la cual era escribir, escribir y escribir… poder dejar plasmado para las generaciones futuras el infierno en el que había vivido, y demostrar que se puede vencer a la muerte misma y al miedo con un aliento de esperanza camuflado en unas líneas de texto. Más que una autobiografía de lo que os he relatado parece un libro de aventuras imposibles, una épica legendaria, siempre dormía abrazado a la Ilíada, al igual que Alejandro Magno, podía soportar las peores calamidades gracias a la evocación literaria de un clásico. Todo este terror de resistir ante la adversidad, está lleno de capítulos divertidísimos llenos de lujurias y pasiones entre todos aquellos que descubrían en la infancia su sexualidad, como intentaban ocultarla, como se asustaban de hacer algo prohibido entre seres del mismo sexo, y como sufrieron su propia revolución sexual, dentro de todos los estamentos: clero, ejército, barrio, amistades, familia… calmar esos apetitos en un país que los condenaba, creaba nuevas fórmulas de perseguir la belleza de la decadencia. Política y socialmente este libro es un testimonio de todos los cubanos que no han podido callar las mentiras del victimismo castrista y al mismo tiempo una odisea moderna, un canto a la libertad y a toda aquella utopía que solo existe leída, las realidades cotidianas se obvian ante héroes que perecen a diario mientras la realidad es transformada constántemente por medios de comunicación manipulados, mientras la inteligencia humana no resuelva estos problemas y mientras el ser humano tenga que vivir con el miedo de no denunciar, la única fórmula y remedio será siempre la literatura, única arma cargada de esperanza para el futuro.
Abel Muñoz
Su vida, como dices, es ya una novela épica. Conocía ciertos aspectos de este escritor, pero no todo lo que cuentas aquí. Es una pena que la homosexualidad siga estando perseguida aún.
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