domingo, 17 de enero de 2010

Las Tierras de Meed




Reseña de Rayco Cruz


Recompensa es un buen lugar para vivir. Son tierras fértiles y prósperas donde los humanos han coseguido Alcanzar una buena paz, los elfos viven retirados en el Bosque del Oso y los enanos se dedican a trabajar la piedra en los dominios del Humbrot.Pero la tranquilidad se rompe el día que un puñado de Orcos de las Montañas de los Doce Túneles atacan el pueblo de Taseiw. De ese momento crucial en la historia de sobrevive recompensa, entre otros, un niño y una niña cuyos destinos marcarán los de todos los que les rodean. Nais huye al Bosque del Oso y crece bajo la atenta vigilancia de los elfos, mientras que Noak es llevada como esclava a las minas de las montañas. A partir de ese momento se ponen en marcha fuerzas que convulsionarán todo Meed.Carlos González Sosa es un grancanario que ha conseguido crear un mundo propio y poderoso, con evocaciones a otros mundos, como los creados por Tolkien o la dupla Weiss / Hickman, de los que ha bebido durante toda su vida. Pero a pesar de las similitudes aparentes, Carlos consigue una obra propia y llena de vida, con personajes creíbles y bien creados cuyos destinos se van entrelazando en una aventura capaz de mantener al lector en vilo durante las más de trescientas páginas del libro.El libro consigue mantener el pulso narrativo bien alto durante todo su transcurso. Aunque los tiempos de la novela se definen según las circunstancias. Así, mientras vemos crecer un Nais en los bosques, podemos sentir la paz que lo rodea y apreciar el vínculo que se crea con el elfo Af-laesh. En cambio, cuando la Señora de las Minas ataca, con su ingente ejército de orcos, trols y humanos, una ciudad, podemos sentir la angustia y como el corazón se acelera con el ritmo trepidante de la narración.En definitiva, una novela de aventuras al más puro estilo de la fantasía épica: ¡elfos, enanos y orcos por todas partes! Una novela que aún dará mucho que hablar con las dos partes que aún faltan por publicar y a las que hay que seguirles la pista muy de cerca ...

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