■Editoral: MINOTAURO
■Lengua: ESPAÑOL
■ISBN: 9788445078440
Reseña, por Javier Bocadulce Carrero
APARTAMENTO 16, Adam Nevill
El horror del proceso de creación. Frases cortas, un ritmo que se pretende rápido, se anquilosa no obstante en descripciones demasiado morosas en las primeras cuarenta páginas; pero, a partir de ahí, la novela se multiplica en prestaciones: giros magistrales, ambientaciones geniales, toques oscuros que tensan el tono demasiado lento anterior...La novela evoluciona. Incluso se permite acercarse a lo grotesco y escatológico.
April pertenece a una familia americana modesta, de escasos miembros. Es hija única, y su madre también lo fue. No tiene herederos, tampoco está casada y, sin embargo, un día ambas reciben una grata sorpresa: una tía abuela, de la que tan sólo saben que en los años cuarenta se casara con un piloto inglés y con la que nunca más tuvieron contacto, acaba de morir en la senectud, dejándoles como herencia un apartamento en una privilegiada zona de Londres. El bloque de apartamentos está considerado como una "vieja gloria" de la arquitectura británica, en la que rancios aristócratas fueron depositando sus apáticas vidas. A su llegada, April se topa con un edificio señorial, pero decrépito. Las habitaciones del apartamento están llenas de polvo, recuerdos, abandono...la dejadez de una vieja "loca" que murió en condiciones extrañas, dentro de un taxi.
Seth, uno de los porteros de la finca y de vocación artística, cumple el turno de la noche en el mismo edificio. En cierta ocasión, escucha unos extraños ruidos, procedentes de un apartamento, el 16, vacío desde hace 50 años. Alucinaciones, fiebres raras, muertes aparentes ( o no), y un viejo sueño que se reitera: un adolescente encapuchado, enfurecido y al que sólo él ve, le presiona para que mate a los inquilinos del edificio.
Los diarios de la tía abuela de Apryl nos descubren que "alguien" llevó al edificio ese ambiente trastornado, plagado de personajes de presencia vomitiva cuyas caras aparecen distorsionadas, y que agobian las vidas de los residentes, los cuales intentan en vano, desde hace décadas, escapar del entorno del edificio. Pero algo se lo impide: Londres se llena para ellos de personajes cadavéricos que les cortan el paso.
El creativo vive "de" y "en" la oscuridad. Lo que Edgar Nevill nos ofrece es un homenaje al pintor surrealista Francis Bacon, trasunto del personaje que en la novela es un "fallecido" pintor de lo oscuro que intrigara las vidas de los entonces jóvenes inquilinos del edificio de apartamentos. Su convivencia extraña con seres inmateriales dentro de su apartamento hacen imposible la vida de sus coléricos vecinos. La decisión de éstos será fundamental en sus patéticas vidas de ahí en adelante. Se trata, por tanto, de una novela con bastantes simbolismos. El artista vive en su obra, de su obra y a pesar de su obra. Para crear, se ha de sufrir. El producto del artista es un órgano más de su ser, que ha de arrancar para servirlo en bandeja al mundo; como un arrancado, pero palpitante, corazón.
El protagonismo en la novela llega conducido por imágenes. En realidad, el ritmo lentificado es un personaje más, si no el más importante. Transporta al lector a través de descripciones grotescas, sinuosas, atormentadas, como las propias vidas de los ancianos inquilinos que padecen esa monótona vida de miedos ancestrales. Algo muerto en vida se manifiesta en la noche a través de aullidos, gritos guturales y presencias imposibles. Algo para castigarles. El apartamento 16 es un mausoleo de donde sólo puede manar la muerte. Un ejemplo pictórico de desesperación y aberrantes exhibiciones.
Terror al estilo británico, bebiendo de las fuentes y los tópicos de las historias de fantasmas clásicas, ubicadas en lúgubres mansiones, pero con un toque moderno y conduciendo el terror al centro mismo de Londres. Muy recomendable.
Ando tras este desde el año pasado.
ResponderEliminarMe encanta el género que trata, así que caerá seguro =)
Besotes