Grandes Esperanzas
Autor: Charles Dickens
Reseña escrita por Fernando Pineda
De todas las novelas de Charles Dickens , Grandes Esperanzas es la novela más característica del escritor inglés en tanto y en cuanto asocia los temas clásicos de la novelística del autor (huérfano en dificultades), pero además pone especial esmero en el tratamiento de la problemática victoriana de las clases. Philip Pirrip (Pip) es un huérfano que, cierto día, se tropieza con un presidiario que le ruega comida y una lima. La señora Havisham, una longeva enriquecida, vive sola y algo "desconsolada" con la sola compañía de Estela, una niña criada con clase y donaire.
Sin embargo, Pip descubre un mundo nuevo en sus visitas a Satis, y pronto comienza a trabajar como herrero, enamorado de la muchacha (Estela) que en ese momento se le figuraba una inalcanzable. La señora Havisham le informa de que alguien anónimo le entregará una importa suma de dinero. A partir de este fortuito hecho, la vida de Pip cambiará: de repente tendrá posibilidades de enamorar a Estela. Conquistando a la muchacha, tendrá "grandes esperanzas" de mutarse en un hombre mejor, en un caballero inglés .Pip es el clásico héroe dickensiano: El desamparado que sueña con merecer una vida mejor, las aventuras del hombre de clase baja para esquivar el cruel destino.
Quimeras. Nuestro protagonista es favorecido con una herencia anónima y supone que solo con ello accederá a un mundo diferente, mejor, sin embargo Pip continuará amarrado a su anterior vida, la noticia de la muerte de su hermana lo sorprenderá. Y pronto comprenderá el desdichado huérfano (a los golpes, los golpes que a veces nos asesta la vida), que la vida nunca será mejor y que Estela nunca pasara a ser otra cosa que las fantasías inalcanzables de una anciana desahuciada. En Satis, la vieja mansión sólo ocupada por recuerdos, allí encontrarán la respuesta. La novela casi ha concluido, no ha sido otra cosa que una historia de sorpresas y cambios Pip (primero niño, después joven y más tarde adulto) siempre pertenecerá a la clase baja y Estela, esa princesa destronada que, fiel a su destino, lo llevará hasta el punto de aborrecerse. Infelicidad, siempre. Satis es el Absalón de Faulkner, un paisaje matizado de recuerdos, lleno no solo de pinos bajos sino también dejados de lado. Dickens recreó un universo tradicional de héroes y anti-héroes, una obra supuestamente sencilla colmada de aflicciones y salvajismos. Hay niños que son niños (como en David Cooperfield), y niños que nunca serán niños (los pillos de "Oliver Twist"), pero también hay hombres que siempre serán niños. Son estos hombres que, pese a la vida, conservan sus ideales.
Como en casi todas las novelas de Charles Dickens, en Grandes esperanzas contamos con personajes de caracteres muy estereotipados que se sumergen en historias tortuosas y de innumerables transiciones. Sin embargo, en este libro encontramos una ciénaga de tristeza que resalta con mucho por otras grandes obras del maestro inglés, que no era, ciertamente, sobrio en dosis de sufrimiento. Grandes esperanzas nos cuenta la historia de Pip, un joven carente de todo criado por una hermana inhumana y por su marido, un herrero benévolo e inocente. La destreza de Dickens se manifiesta al hacerle participe al lector de una historia de superación y progreso social que, extrañamente, no hace más que correr el velo sobre las miserias de casi todos los personajes y vencerlos bajo el peso de sus depravaciones y errores. El resto, incluido el joven Pip, mostrarán el lado más frívolo de la naturaleza humana, cayendo a la influencia de diferentes elementos (dinero, poder, amor) que les sumen en la degradación o, simplemente, les asolan hasta casi la destrucción.
Grandes esperanzas es una novela que suma a las características clásicas de Dickens una visión aún más desvergonzada de la naturaleza humana; tal vez no sea su obra más cruel, pero el abismo de melancolía y amargura es tan profundo que hasta los personajes más histriónicos (Wemmick, por ejemplo; imposible perderse las escenas en casa con su padre) o las situaciones más pintorescas no dejan de llevar sobrentendida una carga de tristeza bastante extravagante. Las novelas de Dickens siempre frecuentan el antagonismo entre dos mundos, el "ideal-noble" y el "mezquino-pragmático".
El niño emerge al mundo, y lo percibe tierno ante sus ojos, sólo el destino le reservará la miseria y le enseñará la ruindad , pero aún puede elegir entre rendirse a ese mundo mezquino o preservar ese halo de nobleza con el que todos nacemos. Las novelas de Dickens son el desafío entre estos ideales que cohabitan en personajes humanos, demasiado humanos. En el final de la historia, (si bien algo forzado, pero lo suficiente decente) Dickens deja a Pip sin el dinero obtenido de su impensado benefactor y le otorga el dinero del que se ha hecho merecedor gracias al duro trabajo y a una noble disposición; y si bien no le entrega ni pronta ni fácilmente al gran amor de su vida, en la escena final Dickens le brinda al lector, un tanto livianamente cierto es, es verdad, esa gran esperanza de la nos habla el titulo, “Grandes Esperanzas “ es, sin duda, una de las mejores creaciones del genial inglés, y es fácil aventurar que les deparará a los lectores momentos de literatura inigualables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario