jueves, 18 de octubre de 2012

Los enamoramientos, de Javier Marías

ALFAGUARA, 2011
ISBN 9788420407135

Reseña de José María Ariño Colás 

¿Alguien ha estado enamorado locamente alguna vez? ¿Alguien ha vivido el amor conn toda la plenitud? ¿Alguien ha saboreado las mieles de un amor con mayúsculas? ¿O acaso su amor ha sido flor de un día, flirteo adolescente, reto personal, conquista difícil, encaprichamiento o simple atracción fatal?

      Todo esto y mucho más podemos encontrar en la última novela - yo diría novela-ensayo - del escritor madrileño Javier Marías. Los enamoramientos es como un laberinto, como una madeja de reflexiones que va enredando al lector desde las primeras páginas. Es una novela, densa, con escasa trama, con un argumento que sirve de soporte al buceo profundo y moroso - demasiado moroso - en el yo más íntimo de los personajes. Unos personajes que se enfrentan desde el principio a la desaparición de sun ser querido y que tienen que afrontar el día a día post-mortem con entereza y valentía.

      Una voz en primera persona - María Dolz, la protagonista - nos acerca a Luisa, la viuda desolada de Miguel Desvern, cruelmente asesinado.  Y a Javier, un amigo del que está prendado y al que acaba eludiendo con escéptica indiferencia. Por la novela desfilan otros personajes del mundo de las letras, como Francisco Rico - ¿qué pinta el crítico literario en la novela? Pero lo que otorga a esta obra la categoría de casi maestra son las reflexiones sobre la vida y sobre la muerte. Reflexiones que nos llegan a lo más hondo. Reflexiones que nos convierten en personas que viven al filo del destino, al filo del azar, al filo de la soledad.

     ¿Qué ocurriría si el ser querido que damos por fallecido regresara a la vida inesperadamente? ¿Lo volveríamos a aceptar en nuestro nuevo mundo? ¿No sería el muerto una inconveniencia? Marías nos plantea estas reflexiones y muchas más. Con su prosa envolvente y cautivadora - quizás demasiado reiterativa en algún momento - nos plantea además dudas razonables sobre el destino, sobre nuestro pensamiento oscilante, sobre la imposibilidad de saber nunca la verdad cabalmente.

     No me ha entusiasmado la novela. Pero me ha ayudado a reflexionar sobre mi propio yo, mi propia vida, mi propio destino. Y eso ya es más que suficiente para valorar esta prosa demasiado laberíntica. En mi modesta opinión, al libro le sobrarn unas cien páginas y algún que otro capítulo episódico. Vendería más y dejaría al lector mucho más satisfecho. De todos modos, como un ensayo, vale la pena leerlo y quedarse con esa introspección en un mundo interior apasionante.

2 comentarios:

  1. He leído alguna novela de él aunque no recuerdo los títulos, pero me gusta su forma de narrar.

    Saludos

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  2. Escribe bien, pero no acaba de cuajar como novelista.

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