lunes, 20 de junio de 2011

Doctor Pasavento, de Enrique Vila-Matas

Autor: VILA-MATAS, ENRIQUE
Editorial: ANAGRAMA
Año de la Edición: 2005
Género: Narrativa
ISBN: 9788433968821

Reseña de Eva González Vellón

”…esa pulsión por lo pequeño que en cierta ocasión me había llevado a escribir en un cuaderno escolar que yo de mayor me contentaba con llegar a ser un humilde soldado del ejército de Napoleón”. El personaje de Vila-Matas emprenderá un viaje metaliterario en busca de su propia desaparición en medio de un oscilar constante entre el deseo de ser olvidado y la vanidad de resistirse a serlo. Desde la rue Vaneau de París donde vivió Marx hasta la ficticia Lokunowo, Doctor Pasavento irá saltando de ciudad en ciudad en una suerte de hipertextualidad circular en la que el más insignificante encuentro será excusa para el siguiente, en un contexto en donde realidad y ficción dejarán de ser entidades diferenciadas.

Si lo interesante en Montaigne fue esa búsqueda de la construcción de su identidad al tiempo que escribía ensayos, lo fascinante en Pasavento será esa ingeniería inversa de pretender desaparecer como sujeto a través de la escritura, materializada en el acto de escribir a lápiz como forma de desdibujar la propia identidad. Pero Pasavento es consciente de la contradicción intrínseca a la idea de querer borrarse cuando afirma que “en la historia de la desaparición del sujeto moderno, la pasión por desaparecer es al mismo tiempo un intento de afirmación del yo”. Como el gato de Schrödinger que puede estar vivo y muerto al mismo tiempo, el escritor-psiquiatra se debatirá en la permanente paradoja cuántica de la “puesta en escena” de su “aparición-desaparición”.

En Doctor Pasavento, su novela más larga y densa, Vila-Matas nos deleita de nuevo con un estilo culto, lúdico, irónico que comparte con Borges esa búsqueda del lector inteligente y cómplice para el que la verdadera literatura está más allá de los géneros. Como si del Orlando de Virginia Woolf se tratara, el escritor secreto irá cambiando de nombre -de Pasavento a Doctor Pychon-, de identidad y de ciudad, para recordarnos como en su momento hiciera la escritora inglesa, que el sujeto es una construcción temporal y que la identidad se construye, y como tal, puede destruirse.

Con una frase del Walser recluido en el manicomio de Herisau construye Pasavento el microrrelatomás corto de la historia de la literatura después del dinosaurio de Monterroso; “no estoy aquí para escribir, sino para enloquecer”. Y es que la novela es también una permanente reflexión sobre la locura como forma de desaparición y como afirmara Canetti, como salida posible para aquellos escritores de verdad cansados de habitar ese circo que es a veces la vida literariaEl narrador en fuga acabará por re-presentarse a sí mismo como doctor en antipsiquiatría al manifestar ante sus colegas que al igual que “un negro tiene la piel negra bajo todas las circunstancias pero sólo bajo ciertas condiciones socioeconómicas es un esclavo”, lo mismo sucederá con un esquizofrénico. Y dará un paso más al afirmar que Robert Walser no estaba loco sino que simplemente había decidido vivir tranquilo.

Pasavento llega a recordar a Foucault en esa concepción del manicomio como simulacro, del loco como autor de su propia desaparición de un mundo exterior habitado por cuerdos-locos que termina por asfixiarle. No extraña, pues, que ante semejante escenario al escritor sólo le quede desaparecer, borrarse como “su mejor corrección” para “no tener que vivir en medio de las desesperantes intrigas del mundo literario”.
Doctor Pasavento es, en definitiva, una novela genial, más que recomendable, reivindicación de la escritura como juego y brillante defensa del valor de la verdadera literatura, a través del lápiz de un doctor en psiquiatría que siempre quiso ser escritor “para explicar que aunque no entendamos nada, la literatura le da sentido a todo”.
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Enrique Vila-Matas, figura indiscutible de la literatura europea y autor de numerosas obras entre ellas Historia abreviada de la literatura portátil y Bartleby y compañía, ha sido galardonado con el Premio de la Real Academia Española 2006 por Doctor Pasavento, de la que la Academia ha valorado especialmente «su exigente cuidado formal y lo que supone como decidida renovación del lenguaje narrativo en la línea de las mejores tradiciones europeas y americanas». Asimismo, el pasado año, Vila-Matas fue condecorado como Oficial de la Legión de Honor francesa en reconocimiento «no sólo a la admiración y simpatía que inspira en Francia su prestigiosa carrera, sino también por su contribución al desarrollo de las relaciones culturales entre Francia y España».


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