jueves, 3 de marzo de 2011

Posesión oscura, de Christine Fechan

TITULO: Posesión Oscura

AUTOR: Christine Fechan
ISBN: 9788496711846
EDITORIAL: TTITANIA
AÑO EDICiÓN: 2010

Reseña de Miguel Ángel Mateos

SINOPSIS:
Tras sacrificar su vida en un ataque contra su clan, Manolito de la Cruz se encuentra atrapado entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Las sombras le rodean, reclaman su alma y le incitan a convertirse en aquello que toda su raza horroriza: un lóbrego vampiro. Únicamente su compañera eterna puede evitar que la oscuridad le arrope para siempre. Pero, ¿cómo encontrar a la que ya ha intuido, a la que ha estado esperando durante siglos? MaryAnn, la bella humana destinada para él, conoce perfectamente las tácticas e instintos de los hombres de su estirpe. En la vida de esta asistente social de mujeres maltratadas no hay lugar para alguien como Manolito. Pero la poderosa llamada de su carpatiano retumba en su interior y la arrastra hacia los calurosos bosques de Sudamérica, hacia una atracción sin escapatoria, hacia una oscura posesión. 

COMENTARIO:
Como en otras obras del género esta se rige por un principio simple. "¿Cuál?", preguntaran muchos. Y, mi respuesta será: "Leed esta novela. Leedla con detenimiento y lo sabréis."

Todos los personajes en la obra están hechos para transcender al libro, cada personaje de una forma distinta, cada personaje por separado, pero también todos juntos. Tienen un nexo específico, siguen la trama de la obra y cumplen su destino. Un destino que se cumple según los principios particulares de cada personaje.

Inicialmente, el sentido que tiene la novela parece no tener importancia. Sólo parece ser una distracción de la historia que narra. Así la autora es capaz de lanzar al lector de una página a otra. Le encamina hacia un destino adecuado a la narración que nos presenta.

Así con la aparición y desaparición de elementos o personajes no da a ver que aún despareciendo sobreviven. Ese sentido parece no importar cuando existe intriga y misterio, pero es importante.

Es interesante que una de las primeras cosas que se sienten al leerla es tristeza, una sensación perpetua de otoño que seguramente no tenga mucho que ver con el trabajo en sí, y eso crea un aura extraña que atrapa al lector y lo acomoda como observador individual e irrelevante de la historia. Pero, ¿es realmente irrelevante la acción del lector como observador? La respuesta es: No.

La razón es que la autora maneja todos los elementos de la obra de forma contralada ordenándolos para crear una telaraña invisible en medio de la que el lector queda conectado o enredado.

Posiblemente, discutir sobre esta obra contribuya a crear interés en leerla, pues abarca una de las razones principales de sentirse uno vivo: la libertad.


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