lunes, 21 de marzo de 2011

No matéis al gorrión, de Antonio Medina Guvara

Antonio Medina Guvara

Editorial: Ediciones Atlantis
Género: Novela histórica
Páginas:192
Precio: 16,00€
ISBN: 978-84-92952-10-6



 Antonio es un niño que ya ama a su vecina Isabel desde que la vio por primera vez. La Guerra Civil acaba de terminar y en el pueblo la vida vuelve a su cauce, aunque los dos bandos de la contienda todavía persisten, enconados, en lo cotidiano.

Antonio ayuda a su padre en las tareas del campo… y va creciendo hasta que decide irse a estudiar en la capital.


"No matéis al gorrión" es una historia de amor que va más allá de la muerte. Un pueblo con la naturaleza a flor de piel, una calavera de plata y dos jóvenes amantes, Antonio e Isabel.  El odio fratricida, el despertar sexual, el bosque exuberante, los secretos de los masones... Una novela deliciosa, emocionante y trágica a su manera, ambientada en la oscura España de la posguerra, pero con una mirada romántica y una rara y hermosa sensibilidad.


Fragmento de la obra:

Otro día vino Marina. Con mi madre.
Me alegré mucho al verla. Ella es la mejor de mis .
Le agradecí mucho su visita, que venía de lejos; se lo dije,
pero creo que no me oyó.
Se quedó un buen rato llorando después de dejar un ramo de
flores raras y preciosas.
No dijo ni palabra.
Tenía la mirada de una mujer enamorada; le brillaban los ojos
como dos luceros…, y pensé nuevamente en el hombre que esté
a su lado… ¡No sabe la suerte que tiene…!
Se fue como había venido: Llorando.
¡Que bonita que es Marina…!
¡¿Y mi madre…?!
Mi madre tiene su cara igual a la de la madre de Isabel:
blanca y transparente.
¡Que pena de mi madre…!
Con su rostro que es el espejo del rostro de algunas madres.
Tiene la mirada húmeda de niebla, llena de lamentos…,
con una melancólica hermosura que es un retrato de sus
pensamientos.
Sus cabellos siguen siendo negros y sedosos; unas canas,
blancas, como hebras de mármol y plata, ya empiezan a tintarlos.
Al verla, pienso que la tristeza es siempre de color blanco y que
a ella ya le sale por sus cabellos.
Su piel es pálida como el alabastro de las tumbas, pero
rabiosamente bonita, como si por los poros de su piel se filtrara
todo lo que lleva dentro.
Ya perdió sus primaveras, pero aún le brillan los ojos…,
¡como dos estrellas!
Esos ojos tan llenos de sol; tan llenos de antes y de noche,
con lágrimas de cera y cristal…, ¡como a una dolorosa…!
¡Que pena de mi madre…!
Sus días están enterrados en la misma tierra de mis noches:
…¡donde se pudren los huesos!

Sobre el autor:

Su niñez, dentro de los míseros tiempos que corrían, fue perfecta. Sus primeros andares por la vida no podían ser mejores: campo, naturaleza y, sobre todo, libertad. A los doce años se trasladó a Granada para entrar en un internado, con una beca de estudios que entonces sólo podían disfrutar algunos privilegiados. Allí empezó Bachillerato a marchas forzadas y gracias a Don Juan Olivares, su gran maestro, tuvo la oportunidad de aspirar a desarrollar carrera. 
Más tarde, en 1965, su familia decidió trasladarse a Barcelona. Sin embargo, nunca se despegó del pueblo ni alejó de su memoria aquella tierra. Se considera admirador de la Generación del 27 y del 98, lo cual queda reflejado en sus textos.

En la pestaña de vídeos podéis ver una presentación muy especial de esta novela. 

Se puede adquirir en la Editorial Atlantis.

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