"La Cúpula", de Stephen King

Título: La Cúpula

Autor: Stephen King

Editorial: Plaza y Janés

Pp: 1130 páginas

PVP: 30€

Reseña de Violan Muñoz Genovés

Me gustaría iniciar esta nueva temporada con un LIBRO DE PESO, y lo digo literalmente, PESA.

No se trata de un libro de difícil lectura, sino todo lo contrario. Pero PESA. Son más de 1130 paginas maquetadas con esmero y en una edición de lujo. Cuando tienes delante el ejemplar, inevitablemente piensas en «It» o «Apocalipsis», esas obras maestras que consagraron al autor. La única pega es el precio: casi 30€

La cúpula narra la historia de la ciudad de Chester’s Mill, la cual un día de otoño que se perfilaba apacible, de pronto queda inexplicablemente aislada del resto del mundo por un campo de fuerza invisible.

Quisiera remarcar que yo personalmente, he vivido la experiencia. Stephen King me ha atrapado dentro de esta Cúpula todas mis vacaciones. Y al finalizarlo he sentido un “vacio”, un hueco. Me he quedado con ganas de más. Y eso, es algo que me ocurre en contadas ocasiones.

Atrapados en una ratonera, a los habitantes de este encantador pueblo americano no tarda en llegarles el desastre: los aviones se estrellan, la gente del pueblo se desespera al verse separada de sus familias y los coches impactan contra el muro invisible. Nadie consigue comprender cuál es la naturaleza de la barrera, ni su procedencia, ni cómo ha llegado hasta allí, ni si algún día desaparecerá.

Hay tantos personajes como historias por tanto, como páginas. En eso consiste la novela, en el desarrollo de las tensiones acumuladas antes y que se desbordan por la presión del encierro. Dale Bárbara, un desilusionado veterano de la guerra del Golfo reconvertido en un mediocre cocinero; Julia Shumway, la directora del periódico local; Jim Rennie, segundo teniente alcalde de Chester’s Mill, convertido en alcalde por las circunstancias, un hombre corrupto y sin escrúpulos dispuesto a todo para tomar las riendas del poder; su hijo Junior, con jaquecas permanentes que le azuzan el ánimo criminal, y que oculta un terrible secreto en una oscura despensa, sus amigos adolescentes quienes, junto a él, se convierten en ayudantes especiales, lo que parece querer decir, para ellos, que se les concede el derecho a insultar, pegar, violar, torturar, es decir, ejercer su poder recién ganado; Romeo Buerpee’s, dueño de los almacenes que decide cerrar y que, por la desesperación, serán asaltados por la marabunta.

La directora del periódico local, Julia Shumway se pregunta en un artículo del ejemplar gratuito de la edición de crisis, si “¿hemos quedado también aislados del correcto proceder y del sentido común?”. Y es que esa es la excusa, ver como se comporta el hombre civilizado cuando esta excluido de la civilización.

Obviando los matices “sobrenaturales” son marca de la casa, pero estoy convencida de que el libro gustará también, a los que no han seguido nunca al Rey del Terror.

Si os adentráis en La Cúpula disfrutareis de una lectura de ritmo intrépido, trama vertiginosa y con un ataque directo a las emociones más básicas, pero también una atroz crítica del sistema socioeconómico y político de EEUU.

Stephen King, el especialista de literatura de terror más vendido de la historia, ha cautivado a su público lector con novelas como Carrie, El resplandor, It (eso), Misery o Cementerio de animales.

Como King siempre afirma: “Lo que hago es atacar las emociones de los lectores. Se me considera un escritor de horror, pero soy básicamente un doctor en emociones. Si apagan las luces y tienen miedo, entonces he ganado.”
La cúpula ha recibido estupendas críticas por parte de los medios norteamericanos:

The Washington Post: “Una de las novelas más poderosas de la historia” y el New York Times definió a La cúpula como “contundente y enérgica”.

En palabras del propio autor comprendemos la dimensión de la obra: «Intenté escribir esta novela hace tiempo, cuando era mucho más joven, pero sus dimensiones me superaban. Sin embargo, la idea era tan buena que nunca me abandonó del todo y de vez en cuando regresaba para decirme “escríbeme”. Al final lo hice. Costó más de veinticinco años escribir este libro, pero cada uno de los segundos de espera mereció la pena”