Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
ISBN: 9788499081373Colección: BEST SELLER
Nº Edición:1ª
Año de edición:2009
Plaza edición: BARCELONA
Reseña de Magda R. Martin.
Leí esta novela, mejor historia novelada, diría yo, recordando la trilogía del mismo autor titulada “Alexandros”. Y la comencé a leer con entusiasmo porque, aparte de que me gusta la Historia en general, la lectura de la trilogía que cito fue lo suficientemente atractiva como para repetir el autor.
Según mi humilde opinión (y esto en la lectura es siempre muy subjetivo) he de decir que no está a la altura de “Alexandros”, aun teniendo un atractivo especial que le da mucho interés, –siempre a mi juicio-, como es el de estar narrada desde el punto de vista de un personaje femenino, “Abira” , el cual proporciona a la lectura farragosa por tanta lucha, desastre y dolor, una cierta ternura y sensibilidad que ameniza y da soltura al texto, además de entretejer entre la verdadera historia, un relato amoroso que impide al lector común, cerrar el libro cansado de tanta explicación sobre terribles y crueles batallas que estrujan el corazón más templado.
Aunque no soy una experta en las crónicas de estas antiguas guerras, la considero muy bien documentada como no se podía esperar menos de un autor con su trayectoria histórica y las explicaciones descritas en las que un ejército de diez mil hombres abandonados a su suerte es guiado en los difíciles momentos de las luchas y el camino de tres mil kilómetros a través de las montañas hacia el mar por el escriba Jenofonte, el cual acaba siendo un experto guerrero, se puede evaluar como una dura y, probablemente, exacta realidad aunque, para mi gusto, la descripción de las batallas resulta demasiado prolongada.
En resumen, a quien le guste la historia de las guerras de la antigua Grecia, disfrutará con estos Diez Mil del “Ejército Perdido” entre los que destaca el acompañamiento femenino que, como he dicho, aligera la narración con ese toque leve y sensitivo proporcionado por la presencia de las mujeres, aunque también debo confesar que el final no me gusta demasiado, dicho de manera coloquial, está “agarrado de un pelo” para salvar, -supongo-, la historia amorosa.
La traducción me ha parecido bastante buena, excepto algunos fallos que, como en la mayoría de las traducciones, hacen rechinar los dientes. Claro que esto puede ser a causa de mi exagerada afición por la perfección del idioma escrito; siempre he creído que es mejor leer los libros en la lengua original del autor aunque, como para eso, hay que conocer muy bien el idioma, personalmente, me inclino por una buena traducción antes de verme obligada a interrumpir la lectura y estudiar una frase en el diccionario para poder comprenderla. Por supuesto que hay traducciones…. y “traducciones…” En algunas novelas pasan desapercibidas, en otras, lamentablemente… buscas el nombre del traductor para no olvidarlo.
Lo he leido recientemente y me ha encantado. Me apunto Alexandros para una próxima lectura. Un saludo.
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