Año: 2007
Reseña de Anabel Sáiz Ripoll
Emilio Calderón (Málaga, 1960), el finalista del Premio Planeta 2009 con “La bailarina y el inglés”, es el autor de “El secreto de la porcelana”, su segundo libro dedicado al público adulto con el que, sin duda, empezó a consolidar su carrera literaria. Recordemos que en 2006 publicó “El mapa del Creador”, un libro de lectura apasionante. Emilio Calderón, hasta le fecha, había cultivado la literatura infantil y juvenil. En 1984 se licenció en Filosofía y Letras por
En 1707, Damián Osorio, un comerciante de porcelanas que vivía en Manila, recibió un encargo al que no pudo negarse: el rey de España lo instaba a viajar a China para robar el secreto de la porcelana. Y la aventura de Damián Osorio es una de las partes esenciales de el libro que nos ocupa. Osorio se vio envuelto en mil penalidades, tuvo que aceptar vejaciones físicas, torturas casi e, incluso, se convirtió en un adicto al opio, pero también conoció el amor, en Jade, una joven china, amancebada con quien, supuestamente, debía ponerlo en contacto con el tan ansiado misterio. No obstante, cuando lo descubre ya es demasiado tarde, otro se le ha adelantado. Y ahí entramos en la otra historia de Johann Frederick Böttger, un alquimista que trabajaba para Augusto II de Sajonia y que se vio también envuelto en mil penalidades puesto que jamás logró fabricar oro, pero sí la porcelana, con lo cual el secreto chino quedaba al descubierto y la operación de Osorio sin necesidad. No obstante, el juego de la narración en la novela es mucho más elaborado, ya que, en primera persona, un narrador, años después del descubrimiento, ya en el S. XIX, asiste a una extraña conferencia, la que dicta el explorador Pablo Solórzano en
“El secreto de la porcelana”, por lo tanto, va intercalando las aventuras de todos los personajes que hemos presentado y forma, por así decirlo, un mosaico en torno a la quimera de se esconde detrás de toda búsqueda humana, en principio, imposible, como era ésta. Se trata de un libro curioso y sugerente, que nos pone en contacto con la cultura china, pero sin olvidar a la vieja Europa. El relato es ágil y abunda en descripciones de usos y costumbres que no son familiares y que, por lo tanto, resultan más interesantes.
Emilio Calderón, como decíamos al principio, sigue consolidando su quehacer como escritor de literatura para adultos, aunque no olvidará, sin duda, a su público juvenil, al fin y al cabo, los jóvenes pueden leer, sin problema “El mapa del Creador” y “El secreto de la porcelana” o “La bailarina y el inglés”, que reseñaremos próximamente.
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