16,5 x 23,8 cm.
320 Páginas
Cartonado
I.S.B.N.: 978-84-206-8575-5
Código: 3432575
18,75IVA no incluido
19,50IVA incluido
Septiembre 2009
Reseña de Jose María Ariño Colás
Ha sido para mí una grata sorpresa la concesión del Premio Príncipe de Asturias de las Letras al escritor libanés Amin Maalouf. Este maestro del ensayo, nacido en Beirut en 1949 y afincado en Francia desde hace décadas, está dotado de una imaginación sin límites y de una rigurosidad histórica libre de interpretaciones antojadizas. Maalouf representa la tolerancia entre las culturas, el diálogo entre opuestos y una visión de la historia despojada de prejuicios.
La escritora Maruja Torres, gran conocedora del Líbano, afirma hoy en su columna de El País: "Este escritor de ética global y estética mestiza no se desentiende nunca del ser humano ni de los conflictos que larvan sus discordias".
A raíz de la publicación de su última obra, el clarividente ensayo El desajuste del mundo, escribí un pequeño artículo del que voy a extraer dos fragmentos. Quiero que sirvan de modesto homenaje a este escritor comprometido con el mundo que le rodea:
"El autor de novelas como León el africano, Samarcanda o La roca de Tanios reflexiona en este jugoso ensayo sobre algunos aspectos que ya había esbozado en libros anteriores: la intolerancia religiosa, en Los jardines de la luz, o los nacionalismos exacerbados, en Identidades asesinas. Pero ahora va mucho más allá. En una breve presentación, hace partícipe al anónimo lector de la difícil y confusa andadura de este siglo que acaba de comenzar: “Hemos entrado en este siglo nuevo sin brújula”. Una brújula que está condicionada por varios desajustes: intelectual, financiero, climático, geopolítico y ético. Con un lenguaje metafórico, Maalouf habla de turbulencias, de vuelcos o de callejones sin salida. Y se lamenta de este estado de inconsciencia en el que han desembocado las actuales generaciones: “Y volvemos a preguntarnos si nuestra especie no ha llegado al umbral de la incompetencia ética, si no acaba quizá de iniciar una regresión que pone en entredicho lo que tantas generaciones sucesivas se habían esforzado por edificar”.
El ensayista libanés, afincado en Francia desde 1975, se declara desde el principio un adepto de la Ilustración, un apasionado de la libertad y un enamorado de la vida. Este talante abierto y optimista no le impide reconocer que el desajuste del mundo está en fase avanzada y que será difícil dar marcha atrás. La primera parte del libro – con el epígrafe “La victorias engañosas” – centra su interés en un momento histórico importante no sólo en Europa sino a nivel mundial: la caída del muro de Berlín, en 1989. Maalouf no olvida la importancia de este evento, pero reconoce – y el tiempo le está dando la razón – que el final de la guerra fría fue un acontecimiento engañoso. Se basa para ello en hechos incontestables: la escalada continua de conflictos de identidades, el aumento del radicalismo religioso en el área de la cultura árabe-musulmana y los enfrentamientos entre la civilización árabe y la occidental. Todo ello ha convertido al siglo XX en una etapa de contradicciones: el progreso y el totalitarismo se dan la mano y la rápida evolución material contrasta con la lenta evolución moral."
La escritora Maruja Torres, gran conocedora del Líbano, afirma hoy en su columna de El País: "Este escritor de ética global y estética mestiza no se desentiende nunca del ser humano ni de los conflictos que larvan sus discordias".
A raíz de la publicación de su última obra, el clarividente ensayo El desajuste del mundo, escribí un pequeño artículo del que voy a extraer dos fragmentos. Quiero que sirvan de modesto homenaje a este escritor comprometido con el mundo que le rodea:
"El autor de novelas como León el africano, Samarcanda o La roca de Tanios reflexiona en este jugoso ensayo sobre algunos aspectos que ya había esbozado en libros anteriores: la intolerancia religiosa, en Los jardines de la luz, o los nacionalismos exacerbados, en Identidades asesinas. Pero ahora va mucho más allá. En una breve presentación, hace partícipe al anónimo lector de la difícil y confusa andadura de este siglo que acaba de comenzar: “Hemos entrado en este siglo nuevo sin brújula”. Una brújula que está condicionada por varios desajustes: intelectual, financiero, climático, geopolítico y ético. Con un lenguaje metafórico, Maalouf habla de turbulencias, de vuelcos o de callejones sin salida. Y se lamenta de este estado de inconsciencia en el que han desembocado las actuales generaciones: “Y volvemos a preguntarnos si nuestra especie no ha llegado al umbral de la incompetencia ética, si no acaba quizá de iniciar una regresión que pone en entredicho lo que tantas generaciones sucesivas se habían esforzado por edificar”.
El ensayista libanés, afincado en Francia desde 1975, se declara desde el principio un adepto de la Ilustración, un apasionado de la libertad y un enamorado de la vida. Este talante abierto y optimista no le impide reconocer que el desajuste del mundo está en fase avanzada y que será difícil dar marcha atrás. La primera parte del libro – con el epígrafe “La victorias engañosas” – centra su interés en un momento histórico importante no sólo en Europa sino a nivel mundial: la caída del muro de Berlín, en 1989. Maalouf no olvida la importancia de este evento, pero reconoce – y el tiempo le está dando la razón – que el final de la guerra fría fue un acontecimiento engañoso. Se basa para ello en hechos incontestables: la escalada continua de conflictos de identidades, el aumento del radicalismo religioso en el área de la cultura árabe-musulmana y los enfrentamientos entre la civilización árabe y la occidental. Todo ello ha convertido al siglo XX en una etapa de contradicciones: el progreso y el totalitarismo se dan la mano y la rápida evolución material contrasta con la lenta evolución moral."
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