Editorial: CELYA.
Cubierta: Miguel Gómez Losada
Mayo 2014.
ISBN: 978-84-15359-88-3
RESEÑA DE IBAI PASCUAL MARTÍN
“Hoy aquí, debemos descubrir el fuego / debemos descubrir dentro, /
debemos encontrar el fuego,”(fragmento de: El Fuego).
Con
estas líneas me gustaría empezar. Esta obra trata el ejercicio puro de
la renovación, la indagación del pasado para transformarlo en un
presente nuevo,en un futuro incandescente, que pueda orgullecer a toda
criatura del mundo; las que son o las que dejaron de ser, o, ¿las que
son y dejaron de ser al mismo tiempo, en el mismo espacio?
“Cualquier momento es el momento de morir, de pasar a / no ser” (Extraño).
Todo se aparta de Dios, aunque nombrándole se niega a sí mismo; por
realzar un espíritu diferente, un alma de elementos
filosófico-racionales como el Fuego, el Viento, el Agua, la Arena de los
desiertos…
Todo ello envuelto en un pesimismo
existencial, esperanzador para la creciente y degeneradora humanidad,
hasta ese punto aprecio como se inmiscuye el poeta hasta esa preciosa
contradicción. Por ello podría decir que estoy ante una obra reflexiva e
inflexiva, rompedora en sus imágenes; sumun entallador de la propia
originalidad.
“Dante era el grito del vivo, que reclama la parte que muere, / la voz sin tumba ” (Dante Alighieri).
Yo y la Muerte, la Muerte y Yo enzarzados en una explosión de luz como
una enfermedad que se supera a sí misma constantemente y restablece el
orden de las cosas y de la propia luz.
Una amargura
necesaria para el cambio y una conciencia que la mira de reojo, porque
ya no la necesita para seguir adelante, un principio Spinozano en su
conjunto. Una obra sin prejuicio envuelta en el caramelo del
conocimiento.
“La historia de mi corazón escrita / con el amor que alienta el desamor.” (Verónica).
La muerte y el sueño se confunden, el inicio de la utopía con su final
sin un nacimiento sobre el segundo o milésimas suficientes para darles
un sentido disjunto.
“en llama la ceniza. / No tengo otra libertad” (Casa de lasPalabras Blancas II).
Primero decirte, que me ha sorprendido, logras mantener la raíz de la
imagen en la metamorfosis de la imagen, un suceso por el cual se puede
encabezar una imagen con un mismo fenómeno y variar el sentido de su
anatomía constantemente (el rayo, el relámpago, la piedra, los
párpados). El ritmo y la potencia a la hora de recitar se mantienen
invariables,excepto en algunos versos, a mi parecer, en los que no
encuentro el momento de la pausa, se agota el aliento demasiado pronto
perdiendo así el hilo musical.
Por supuesto he de admirar el
desbordante mundo conceptual propio que desarrollas en estos primeros
poemas en forma de buceo por ese Mundo Líquido sin escala de salida,
como una piscina cuyo borde está demasiado lejos de las manos
suspendidas sobre el nivel del agua. Sin embargo, la piedra que se
ilumina o es iluminada es una constante, claro que podría incluso tomar
este mismo sonido, esa misma idea abstracta como la representaciónde los
remolinos espirales que forma el agua que forma el fuego al calcinar la
muerte y dar muerte a la nueva vida propios de una corriente con la que
es casi imposible luchar yendo incluso a favor de esta.
Gran fuerza mística, incontenible: “ Es el cántaro vacío, el que rebosa tu límite más alto.” (El Ruiseñor de Keats).
Un
último apunte o nota que te expondría, antes de finalizar más
brevemente que en páginas anteriores, sobre La Central Térmica; que ante
todo, no seré yo el necio que etiquete el tipo de poesía que imprima a
tu alma, como si se tratase de un producto o una producción más de la
humanidad. Las etiquetas son siempre banalidades y, a mi antojo, en la
poesía, no caben.
Sobre La Central Térmica:
Aquí, observo la segunda fase,que deriva de la primera, dentro de la renovación:
(a)Devastación.
(b)Brotes de la nueva substancia.
“Y la muerte / lava la vida.” (15).
“Una esperanza/ Hambrienta ordeña el cosmos, / en una huella.” (27).
El cambio, la transformación se hace efectiva a partir de un pasado de
mutilaciones, de sangre, de muerte, de injusticia, de la mayor de las
heridas:el desamor.
Se pasa del olvido a la muerte, de
forma inversa a la primera parte de la obra, ese “dejar de ser ”, ese
rincón oscuro de la regeneración que es la devastación muta dentro del
“ser y no ser” a la vez, la esperanza, el sueño predilecto, la
naturaleza expresada en su principal medio poético; el haiku.
“arden los límites.” (41).
Los elementos primordiales que se expresan en la que yo he diferenciado
como primera parte de la obra o exposición conceptual, aquí confluyen,
se diluyen, se entremezclan, se vuelven homogéneos conformando ese
elemento último y definitivo de toda vida, existencia y no existencia;
la luz.
Se distingue la última fase de la renovación:
“Vuelve la alondra al canto, / en plena calma..”(49).
“…; el rostro / Gira en la danza.”(51).
El
hombre y la naturaleza ligados ambos al mundo de las partículas, a la
molécula distintiva (esa razón que intenta agarrarse a algo seguro,
soslayar las dudas y darle un giro a la existencia), a la propia muerte y
la desligación de sus límites: el abrazo de los horizontes infinitos de
la propia naturaleza que nos conforma.
Dios como una invención,
un precepto más de los muchos que fluyen a partir de los manantiales de
la razón humana, a veces tan imperativa.
Como rasgos estéticos,
no hay pega salvo la repetición de alguna idea aunque ya te expuse
anteriormente que podría simbolizar incluso una propiedad de la
corriente líquida; el plano conceptual e ideal del poemario devora
cualquier defecto frenético y escaso de la forma.
A modo
de reseña, y de forma general estas son las impresiones que me han
sugerido, y que he sentido dentro de mí; es mi interpretación como
lector. Aún así he procurado ser objetivo, sabiendo que esimposible,
pero sí puedo ser analítico hasta cierto punto. Por último otorgarte el
laurel último sobre las sienes; es una obra contundente, cruda y dulce,
ruda y suave a un mismo tiempo.
La evolución debe continuar, dicha y laureles para la obra bajo el brazo del poeta.
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